Que ni cielos ni infiernos adulteren tus intentos.
No es por hambre de ganar ni por ahogo de perder, es por necesidad: a esa flor de loto que nace en el pantano el universo entero no puede impedirle su abertura.
Una sola meta para todos tus caminos,
un punto donde desemboque el bosque de líneas,
un grito que aglutine aluviones de discursos,
un soplo que atraviese las muertes incontables.
Nadie carcomerá tu entusiasmo,
nadie te atará con cadenas de lisonjas;
ciego, sordo y mudo, penetrarás en la fuente donde, en cada instante, nace tu ser.
Alejandro Jodorowsky
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