Los astros siguen girando en sus órbitas mientras la conciencia del ser humano se amplía y adquiere mayor capacidad para entender otras realidades del universo y captar nuevas informaciones que llegan desde el cosmos. Estamos en un período de transición, de puente, entre la civilización que finaliza y la nueva civilización que se está iniciando sobre bases absolutamente diferentes a las anteriores.
Cada vez que hay un cambio importante en la humanidad se genera un nuevo punto de apoyo de la conciencia y por lo tanto se abre una nueva visión del universo para explorar. Estamos ante otra revolución copernicana. Hemos atravesado los límites del sistema solar y nos encontramos inmersos en la galaxia y participando ya en muchas realidades a la vez. Hasta hace dos décadas hablar de lo que había más allá de la cuarta dimensión era mera especulación.
Hoy tenemos informaciones más claras de las otras dimensiones; podemos ubicarnos desde una nueva perspectiva dentro el universo.
La astrología, que en su esencia es el estudio de la vida universal siempre tendrá un espacio importante en el ser humano. Se adapta al nivel de conciencia con el que se interpreta la vida del cosmos en un determinado momento histórico. Es por ello que nos estamos abriendo hacia una nueva manera de interpretar la relación del ser humano con su mapa natal. En otras palabras, ese instante cósmico en que un ser nace envuelto en las energías estelares y planetarias nos estará brindando información de su ruta cósmica multidimensional.
En este salto cuántico que está dando la conciencia del humano, podrá descubrir que las mismas constelaciones conocidas hasta ahora brindan nuevas informaciones para el camino de evolución terrestre.
La Astrología es un mapa de ruta cósmica y nosotros buscamos el camino que nos conecte cada vez mejor con nuestro origen en las estrellas. Necesitamos saber con más precisión de nuestra interrelación energética entre los planos terrestres y espirituales.
La relación del nuevo hombre con el universo estará basada en el contacto interior. El estudio de los arquetipos y de los ciclos ya no tendrá al yo humano como centro, sino que abarcará las diferentes dimensiones de su conciencia. Así podrá expresar el Propósito Divino.
En un futuro las doce expresiones del zodíaco no estarán más simbolizadas por figuras asociadas con la vida instintiva. Una percepción superior definirá los símbolos arquetípicos que inspirarán el contacto y la comunicación de la vida terrestre con el cosmos. La visión que el hombre tiene del firmamento también se modificará. Habrá más alcance visual y más amplias posibilidades de contacto interior. Verá reflejada en la esfera celeste una vida dinámica, que espejará la evolución del universo y se proyectará por toda la existencia cósmica.
La nueva astrología no estará enfocada en el hombre sino en el cosmos. El yo humano se transforma en un yo energético - espiritual. La psicología transpersonal es uno de los pilares donde se apoya esta nueva visión. El otro pilar es la física cuántica que apoya desde la ciencia este salto de la conciencia humana.
En esta época está ocurriendo una elevación del nivel vibratorio de todo el sistema solar, proveniente del centro de la galaxia y se trasmiten hacia la Tierra energías fundamentales para la evolución. El trabajo de canalización de estas energías es procesado en el cosmos por las constelaciones y trasmitido a nuestro Sol. Al compás de este impulso vibracional que modifica la percepción de la realidad, la astrología adquirirá un leguaje adecuado para la época.
Las informaciones registradas en la esfera zodiacal están pasando por profundos cambios. Por lo tanto la vida en la Tierra cambiará, (ya está cambiando), y las interpretaciones astrales también cambiarán. Estaremos viendo nuestra vida y la del cosmos desde otra perspectiva. Al reconocerse la esencia del Sol, se comprenderán otros niveles de existencia y el hombre podrá penetrar en otros campos de la vida cósmica.
Uno de los planetas que será reinterpretado es Saturno. Hasta el siglo pasado era el Señor del Karma, el que aportaba las pruebas y experiencias más duras. En los libros de astrología anteriores a la década del 80 era considerado el maléfico. Luego vinieron las interpretaciones psicológicas, puerta que abrió Liz Green, entre otros estudiosos de la Astrología humanística, y nos mostró a Saturno como la Sombra del inconciente. Este aspecto era lo que teníamos que integrar para continuar avanzando en la vida. Dejó de ser el malo de la película para convertirse en un maestro severo, maestro al fin que nos indicaba las dificultades que nuestra alma traía para volver a conectar la Fuente Universal. Desde el año 2001 aproximadamente las experiencias kármicas dejaron de ser ese camino doloroso, ese "algo habrás hecho" y se convirtieron en situaciones de aprendizaje para reconectar la vida universal y por lo tanto acceder a la conciencia de los planetas transpersonales. Quirón es otro que viene en auxilio para sanar las heridas del alma y lograr nuestra reintegración cósmica.
Habrá nuevas interpretaciones de los arquetipos solares y planetarios. Porque todos los planetas del sistema solar también están pasando por sus propias transformaciones de evolución. "Como arriba es abajo". Se habilitarán para todo el mundo capacidades que aún hoy se llaman extrasensoriales y que no todos los humanos han podido desarrollar. Los nuevos niños ya las traen habilitadas; en sus cartas natales debemos analizar más detenidamente los planetas transpersonales para poder entender cómo ellos ven la realidad. Escuchar a un joven índigo o a un joven cristal es dar nueva letra a las interpretaciones astrológicas. Por ejemplo, la concepción de justicia, autoridad y orden social que tiene un niño nacido después de noviembre de 1995 con Plutón en Sagitario no es entendida con facilidad por los adultos cristalizados. Por ahora están revolucionando la escuela y a los maestros, en unos años más ese sentido de justicia y nuevo orden estará disponible para todos.
La Astrología en su forma actual puede expresar energías activas en ciertos aspectos del nivel material, nivel este que tiene al ego como centro de atención. En la nueva visión, con nuestras interpretaciones de la vida cósmica estamos construyendo puentes para que los seres pasen de un mundo dual y polarizado, de marcada polaridad entre buenos y malos, a un mundo de integración y unicidad, para sí reconstruir nuestra memoria cósmica. Este puente visionario permite la interrelación del hombre con el cosmos, lo que facilita vivir en un presente continuo.
El habitante del planeta será un ser libre, dueño de su destino y creador de su realidad, por lo cual, el astrólogo, como orientador de los potenciales del individuo, no tendrá ya que predecir acontecimientos, sino que tendrá que guiar en la interpretación de las nuevas frecuencias que recibiremos de las constelaciones de este sistema y del sistema estelar mayor, representado por el Sol Central de la Galaxia.