Cuando una viejita murió en la sección para el tratamiento de enfermedades de la vejez en una pequeña clínica cerca de Dundee, en Escocia, todos estaban convencidos de que ella no había dejado nada de valor.
Después, cuando las enfermeras revisaron sus míseras pertenencias, encontraron una poesía. Su calidad y contenido impresionaron tanto al personal, que todas las enfermeras querían una copia de la misma.