"No digas que no tienes tiempo para meditar.
Si tienes tiempo para respirar, tienes tiempo para meditar.
No te excuses diciendo que porque enfermaste no pudiste practicar. Si no practicas cuando la muerte está cerca; entonces, ¿cuándo lo harás? No practiques sólo cuando estés lleno de energía y de humor para hacerlo. En los momentos de mayor desgana y de menor interés, es cuando más necesitas meditar.
No viajes desesperado tratando de encontrar lugares de mucha espiritualidad. Lo que realmente buscas está dentro de ti. Aunque te sientes en el mismo lugar en el que Buda se iluminó, no por eso estarás más cerca de la verdad.
Para meditar no tienes que ir al santuario ni al monasterio. El mejor lugar para meditar es tu corazón. Te recomiendo que, cuando termines tu sesión, no pienses que dejaste de meditar. Sólo di que cambiaste de postura.
No se medita para obtener algo; la meditación se practica para quitarse cosas de encima. Medita con desprendimiento, no con deseo. Procura que tu práctica te ayude a dejar ir, no a incrementar tus apegos.
Si tu mente es feliz, serás feliz en cualquier lugar en el que estés. La mente es intrínsecamente tranquila. La ansiedad y la confusión no son parte de ella. La mente no es como el cuerpo que tienes que moverlo para ejercitarlo. La mente se ejercita aquietándola.
La paz no está en la húmeda frescura de los bosques ni en la imponente cima de las montañas ni en el recogido interior de las cuevas. La paz que buscas se encuentra en el mismo lugar en el que habitan tu agitación y tu sufrimiento.
No te angusties tratando de encontrar la paz. Cuando tu corazón esté listo, ella vendrá a buscarte a ti."
Ajahn Chah Subhatto, monje budista
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