Siempre esta viva la fe en el corazón de los hombres...
Dijo el sacerdote al ver la iglesia llena. Eran obreros del barrio más pobre de Río de Janeiro, reunidos esa noche con un solo objetivo común: la misa de navidad. Se sintió muy confortado. Con paso digno, llegó al centro del altar. Aquel solemne silencio se vió interrumpido: