Había, una vez, un rey que citó a todos los sabios de la corte y les informó:
- He mandado hacer un precioso anillo con un diamante, a uno de los mejores orfebres de la zona. Quiero guardar, oculto dentro del anillo, algunas palabras que puedan ayudarme en los momentos difíciles. Un mensaje al que yo pueda acudir en momentos de desesperación total.