LA FLECHA ENVENENADA



En cierta ocasión se acercó un monje a Buda y le dijo: «¿Sobreviven a la muerte las almas de los justos?».


Como era propio de él, Buda no respondió. Pero el monje insistía. Y todos los días volvía a hacerle la misma pregunta; y un día tras otro recibía el silencio como respuesta. Hasta que no pudo soportarlo y amenazó con abandonar el monasterio si no le era respondida aquella pregunta de vital importancia para él; porque ¿a santo de qué iba él a sacrificarlo todo para vivir en el monasterio, si las almas de los justos no iban a sobrevivir a la muerte.

Entonces Buda, compadecido, rompió su silencio y le dijo: «Eres como un hombre que fue alcanzado por una flecha envenenada y al poco tiempo estaba agonizando. Sus parientes se apresuraron a llevar a un médico junto a él, pero el hombre se negó a que le extrajeran la flecha o se le aplicara cualquier otro remedio mientras no le dieran respuesta a tres importantes preguntas: Primero, el hombre que le disparó ¿era blanco o negro? Segundo, ¿era un hombre alto o bajo? Y tercero, ¿era un bracmán o un paria? Si no le respondían a estas tres preguntas, el hombre se negaba a recibir todo tipo de asistencia».


El monje se quedó en el monasterio.


Es mucho más placentero hablar del camino que recorrerlo; o discutir acerca de las propiedades de una medicina que tomarla. 

Anthony de Mello en El Canto del Pájaro

EL ARTE DE ESTAR SOLO. Para tener buenas relaciones.




La gente se apega, y cuanto más te apegas a la otra persona, más se asusta la otra persona, más ganas tiene de escapar, porque hay una gran necesidad interior de ser libres.

El deseo de libertad es mucho mayor que cualquier otro deseo, es mucho más profundo que cualquier otro deseo. De ahí que uno pueda sacrificar incluso el amor, pero no pueda sacrificar la libertad, no forma parte de la naturaleza de las cosas. De ahí que la auténtica dicha sólo pueda ocurrir en tu soledad.

La soledad es un arte, sobre todo el arte de la meditación. Estar completamente centrado en tu propio ser, sin ansiar a la otra persona; estar en tan profundo reposo contigo mismo que no necesitas nada más, eso es la soledad. Te proporciona dicha eterna.

Si primero estás arraigado en tu ser y luego te diriges a una relación, el fenómeno es completamente distinto. En este caso puedes compartir, puedes amar y también puedes disfrutar este amor. Incluso cuando es momentáneo, puedes danzar, puedes bailar, y cuando desaparece, desaparece; no miras atrás. Eres capaz de crear otro amor, de modo que no hay necesidad de apegarse.

Das gracias a tu amante, das gracias al amor que ya no está ahí, porque te enriqueció y te proporcionó algunos atisbos de la vida, te hizo más maduro.

No obstante, esto sólo será posible si estás algo arraigado en tu ser. Si el amor es todo lo que tienes, sin ninguna base meditativa, sufrirás; cada relación amorosa tarde o temprano se convertirá en una pesadilla.

Aprende el arte de estar solo, y dichosamente solo; entonces, todo será posible.

Osho

LOS RADICALES LIBRES


Un radical libre es una molécula (orgánica o inorgánica), en general, extremadamente inestable y con gran poder reactivo que actúa alterando las membranas celulares y atacando el material genético de las células.

En nuestro cuerpo existen células que se renuevan continuamente, como las células de la piel, el intestino y el hígado, y otras sin capacidad de renovación, como las neuronas. En el transcurso de los años, los radicales libres pueden producir una alteración genética sobre las células que se dividen continuamente, contribuyendo a aumentar el riesgo de cáncer, por mutaciones genéticas, o bien disminuyen la funcionalidad de las células que no se dividen tanto, por ejemplo disminuyendo el número de mitocondrias que es característico del envejecimiento.


Las situaciones que aumentan la producción de radicales libres son:

* La contaminación ambiental.

* El tabaquismo.

* Las dietas ricas en grasas.

* Exposición excesiva a las radiaciones solares.

* La ingesta de aceites "vegetales" refinados, ya que estos contienen radicales libres al ser sometidos a altas temperaturas.

* El estrés.

Los radicales libres no son intrínsecamente perjudiciales. Nuestro cuerpo los fabrica en cantidades moderadas para luchar contra bacterias y virus. Las reacciones químicas de los radicales libres se dan constantemente en las células de nuestro cuerpo y son necesarias para la salud. Pero el proceso debe ser controlado con una adecuada protección antioxidante. Ciertas enzimas tienen la capacidad de desarmar los radicales libres sin desestabilizar su propio estado. Debido a nuestro modo de vida 'moderno', hay demasiados radicales libres presentes en el cuerpo para que nuestras defensas los controlen. De ahí la necesidad de conseguir ayuda.

Los Antioxidantes

Un antioxidante es una sustancia capaz de neutralizar la acción oxidante de los radicales libres, liberando electrones en nuestra sangre que son captados por los radicales libres convirtiéndose en moléculas estables.

La protección que debemos tener para evitar el aumento de los radicales libres en nuestro organismo (que aceleran la rapidez de envejecimiento y degeneración de las células de nuestro cuerpo) la podemos obtener mediante el consumo de antioxidantes naturales tales como:

Beta-caroteno (provitamina A), presente en la zanahoria, mango, tomates, melón, melocotón, o espinacas. 

Vitamina E (tocoferol), antioxidante que mantiene la integridad de la membrana celular, protege la destrucción de la vitamina A, previene y disuelve los coágulos sanguíneos y retarda el envejecimiento celular. Se encuentra en muchas frutas y vegetales tales como aguacate, boniato, espárragos, espinacas, tomates, brócoli, moras y zanahorias.

Vitamina C (ácido ascórbico), antioxidante natural. Necesaria para producir colágeno, importante en el crecimiento y reparación de las células de los tejidos, encías, vasos, huesos y dientes, y para la metabolización de las grasas, por lo que se le atribuye el poder de reducir el colesterol. Investigaciones han demostrado que una alimentación rica en vitamina C ofrece una protección añadida contra todo tipo de cánceres. Además de la prevención del resfriado común y el fortalecimiento de las defensas del organismo. Las fuentes alimentarias de la vitamina C son, en orden decreciente: grosellas, pimentón verde, kiwi, limón, fresas, coliflor, coles de bruselas, naranjas, tomates, nabo y melón.

Selenio. Actúa junto con la vitamina E como antioxidante. Ayuda a protegernos contra el cáncer, además de mantener en buen estado las funciones hepáticas, cardíacas y reproductoras. Es el más tóxico de los minerales incluidos en nuestra dieta. La ingestión en dosis altas se manifiesta con pérdida de cabello, alteración de uñas y dientes, náuseas, vómito y aliento a 'leche agria'. Fuentes alimentarias del selenio: carne, pescado, cereales integrales y productos lácteos. Las verduras dependerán de la tierra en la que se ha cultivado.

Los flavonoides son compuestos polifenólicos encontrados en las plantas como frutas y vegetales, que son excelentes antioxidantes. Comúnmente se encuentran también en el té (principalmente té verde) y en el vino. 
En las frutas cosechadas en su maduración se encuentran gran cantidad de flavonoides, carotenoides, licopenes, zantinas, índoles y luteínas, todos con una potente acción antioxidante.

Exiten algunos suplementos nutricionales que aportan una protección anti-oxidante extra.

En resumen, si queremos evitar el envejecimiento y las enfermedades causadas por el exceso no controlado de radicales libres en nuestro cuerpo, tenemos que llevar una vida sana, evitando el tabaco, las grasas saturadas y los ácidos grasos trans.

(Publicado por Carlos Barroso Bethencourt) 

LA ACTITUD EN LA MEDITACIÓN

Maestro Hsu Yun: Nube Vacía

¿Por qué estados debemos pasar en nuestro progreso hacia la iluminación?

Primero, debido a nuestra meditación podemos experimentar un momento de completa pureza y ligereza. Podemos incluso sentir que nuestro cuerpo está empezando a levitar, o que nuestra mente se levanta de nuestro cuerpo y que podemos mirar hacia abajo y vernos a nosotros mismos sentados debajo. Es muy difícil aprender de estas experiencias, y más difícil aún de experimentarlas. Lo que es más extraño de todo es que mucha gente las ha experimentado.

Segundo, podemos experimentar un estado de pureza libre de ego en el que somos meros espectadores de los objetos y de los eventos de nuestro entorno, sin ser afectados de ninguna manera por ellos. Los datos sensoriales no nos alcanzan. Permanecemos sin afectarnos por los eventos que nos rodean como una piedra apoyada en el agua. Siempre que alcanzamos este estado deberíamos esforzarnos en seguir vigilantes, alertas, y conscientes de la experiencia.

Tercero, podemos oír un trueno que nadie más puede oír, incluso podemos jurar que
está haciendo temblar la casa entera. O el sonido que sólo nosotros oímos puede ser
como el zumbido de una abeja o la nota de una trompeta lejana. Estas experiencias
auditorias son muy poco frecuentes para una persona normal, pero para aquellas
personas que practican Zen, son bastantes ordinarias.

Siempre que tengamos una extraña e inexplicable experiencia, una visión, quizás, deberíamos discutirla con un maestro y no con otros que puedan sacar conclusiones erróneas provenientes de la ignorancia o la malicia. Demasiado a menudo un            practicante Zen que no ha podido avanzar en su propio programa denigrará la     experiencia de otro.

¿Qué deberíamos hacer cuando no podemos meditar de ninguna manera, cuando nos sentamos y solo experimentamos inquietud? 

Deberíamos acercarnos a nosotros mismos como si fuésemos niños. Si un niño estuviera aprendiendo a tocar un instrumento musical, no le se enseñaría a la vez teoría musical, notación, las particularidades de su instrumento y composición. No, a un niño se le enseñaría gradualmente, con pequeñas sesiones de instrucción y pequeñas sesiones de práctica. Esta es la mejor forma. Un músico consumado puede fácilmente practicar ocho horas al día, pero no un principiante. Un principiante necesita alcanzar una serie continua de pequeños éxitos. De esta forma cultiva la paciencia, la confianza y el entusiasmo. Una larga serie de pequeños éxitos es mejor que una pequeña serie de fracasos. Deberíamos establecernos pequeñas metas; y no embarcarnos en largas metas hasta que hayamos dominado todas las pequeñas.

Más allá de la práctica de la meditación, está la actitud. Un principiante debe aprender a cultivar la llamada "serenidad de un moribundo". ¿Qué es esta serenidad? Es la serenidad de conocer qué es importante y qué no lo es, de aceptar y perdonar.
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LOS TRES GUSANOS



Érase una vez tres gusanos de seda que ignoraban su futuro como mariposas. Sus nombres eran: Pesimista, Realista e Idealista. Se les acercaba la hora de su transformación y empezaron a sentir los primeros síntomas….

Su voraz apetito fue desapareciendo, su movilidad menguaba a gran velocidad y, finalmente, sintieron como el capullo les aislaba del mundo conocido, de la seguridad de lo cotidiano. En la oscuridad del misterio de su futuro, tuvieron pensamientos distintos:

Pesimista se dijo a sí mismo que estaba viviendo el final de su vida y, en lo más profundo de su sentir, se despidió de los buenos momentos.

Realista se dio ánimos diciéndose que todo aquello sería momentáneo y que, tarde o temprano, todo volvería a la normalidad.

Idealista sintió que aquello que le estaba ocurriendo podría ser la oportunidad para que se cumpliese su sueño más preciado: poder volar. Y aprovechó la oscuridad para perfeccionar sus sueños.


Cuando los tres capullos se abrieron, dejaron ver tres realidades iguales y distintas, a la vez…

Pesimista era una bellísima mariposa, pero…. estaba muerta… Había muerto de miedo.

Realista era una hermosísima mariposa, pero…. a pesar de ello, empezó a arrastrarse como cuando era gusano. Con satisfacción, dio las gracias al cielo por haber podido seguir igual.

Idealista, nada más ver la luz del día, buscó sus alas… y al verlas, su corazón rezumó alegría, emprendió el vuelo, y dio las gracias, repartiendo su dicha por todo el bosque.”

Fuente: Tu Voz Interior

MEDITAR CAMINANDO




Concéntrese en su respiración. Para reducir los efectos del estrés, que favorece una respiración leve y entrecortada, realice 3 respiraciones lentas pero profundas inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Tómese un tiempo para concentrarse en su respiración, porque será la forma de comenzar a separarse de la rutina y de las presiones. A medida que camina y respira lenta y profundamente, irá dejando atrás sus preocupaciones.



Conéctese con su ambiente. Preste atención en el ambiente en el que se desarrolla su caminata. Para ello, tómese algunos minutos y escuche los ruidos de su alrededor. Sienta el viento, la niebla, el frío o los rayos de luz pegando sobre su cara. Mire el cielo, los árboles, los edificios, los pájaros y la gente que camina a su alrededor. Siga realizando inhalaciones profundas y comience a sentirse como parte integrante de ese ambiente en que se encuentra. Esa conexión entre su exterior y su interior servirá para relajarse.



Preste atención a su cuerpo. Sienta su cuerpo e intente ubicar cualquier lugar de tensión que pueda sentir. El cuello, los hombros, el torso, la espalda, las piernas. Intente respirar profundamente y sienta que esas áreas se sensibilizan más. Fíjese en su postura. Camine de una forma que le resulte cómoda, pero no floja. Lo ideal es que su cuerpo llegue a combinar relajación y entereza. Busque un paso firme y rítmico, pero sin "correr". No tiene prisa...está meditando.


Tómese su tiempo y viva su experiencia. No hay medida de tiempo mínimo ni máximo para esta meditación. Lo ideal sería no hacer menos de 10 a 15 minutos. A medida que está en marcha, visualice los movimientos de sus músculos, cómo se contraen y relajan, cómo siente la brisa al rozar su rostro. Deje que su mente esté tan abierta como le sea posible, manténgase atento a todo lo que experimenta, desde lo más profundo hasta el mínimo detalle y de cómo todos los factores que lo estresan comienzan a seguir de largo, como si salieran de su interior y se alejaran.

Reflexión a su regreso. Cuando vuelva a su casa, tómese unos minutos para reflexionar sobre su experiencia. Así le dará un cierre a su caminata que le permitirá lograr la transición necesaria entre los mundos que habitualmente conviven separados pero que forman parte de su ser y usted unió a través de la meditación: cuerpo y mente. 


Fuente: Isalud


¿REACCIONAMOS LIBREMENTE?

"Cuando una persona reacciona en su diario vivir, reaccionar es comer, trabajar, cuando está en el tráfico, cuando va de compras… la mayoría de las veces cuando tomamos decisiones lo hacemos con base en eventos previos y, muchas veces, en eventos que están contaminados por nuestra historia. Es decir, nos es más fácil acordarnos de lo doloroso y conflictivo que de lo actual. 

Muchas veces lo que hacemos es envolver una decisión en algo en lo que evidentemente no tiene por qué ser envuelto. Muchas veces, con nuestros hijos, por ejemplo, tomamos una decisión basados en el dolor que hemos vivido en nuestra niñez o basados simplemente en las dificultades que tenemos en el trabajo. Y la reacción que tenemos con un niño es equívoca, porque no se merece nuestro conflicto, no se merece la lucha que tenemos con nuestra historia. 

¿Esto qué quiere decir? Que la mayoría de las ocasiones, y desafortunadamente más de las que pensamos, no somos libres cuando reaccionamos, sino que estamos condicionados por nuestros propios miedos, por nuestra propia historia, por lo que creemos, conveniente o no…, y sin querer, en un círculo vicioso terrible, inundamos a quienes queremos, en muchas ocasiones, de circunstancias que no son válidas por nuestro propio miedo. 

Identificarse es convertir a todas estas reacciones como válidas usando circunstancias que no les eran propias. No es tan fácil advertir nuestros miedos y desde ahí reaccionar correctamente, no es tan fácil alejar nuestra depresión y desde ahí actuar como corresponde. Entonces, claro, la acción misma queda envuelta de aquello que no le es propio del momento. 

No sabemos vislumbrar un presente y poder vivirlo desde una fracción que sea libre. Nos identificamos porque no podemos ver nuestra reacción libre de historia personal. Tampoco sabemos vernos a nosotros mismos libres de historia. Y esa dificultad hace que la acción misma, la moral que planteamos, sea bastante paradójica. 

Si el individuo dejase de identificarse tanto con su pasado, con lo que cree que es, con sus miedos, con sus angustias, sus gustos o sus metas y aprendiera a ver un instante en la magnitud en la que sucede, si pudiese ver la sonrisa de un niño tal cual es en el momento en que nace, no hollaría su angustia personal, tendríamos un lenguaje diferente para poder educar y para poder ver las cosas. 
La identificación es el juego de ver lo que no existe y asumir que ello es algo válido." Sesha

De una entrevista para  Psicología de la Bolsa VER

DIOS O LA NADA


"En escala ascendente ahora añadimos que esta Causa no es alma ni inteligencia; no tiene imaginación, ni expresión, ni razón ni inteligencia. No es palabra por sí misma ni tampoco entendimiento. 

No podemos hablar de ella ni entenderla. 
No es número ni orden, ni magnitud ni pequeñez, ni igualdad ni semejanza, ni desemejanza. 
No es móvil ni inmóvil, ni descansa. 
No tiene potencia ni es poder. 
No es luz ni vive ni es vida. 
No es sustancia ni eternidad ni tiempo. 
No puede la inteligencia comprenderla, pues no es conocimiento ni verdad. 
No es reino, ni sabiduría, ni uno, ni unidad. 
No es divinidad, ni bondad, ni espíritu en el sentido que nosotros lo entendemos. 
No es filiación ni paternidad ni nada que nadie ni nosotros conozcamos. 
No es ninguna de las cosas que son ni de las que no son. 

Nadie la conoce tal cual es ni la Causa conoce a nadie en cuanto ser. No tiene razón, ni nombre, ni conocimiento. 
No es tinieblas ni luz, ni error ni verdad. 
Absolutamente nada se puede afirmar ni negar de ella.

Cuando negamos o afirmamos algo de cosas inferiores a la Causa suprema, nada le añadimos ni quitamos. Porque toda afirmación permanece más acá de la causa única y perfecta de todas las cosas, pues toda negación permanece más acá de la trascendencia de aquel que está simplemente despojado de todo y se sitúa más allá de todo."

"Teología Mística"  Pseudo Dionisio Aeropagita (s. V-VI d. C.)





DIENTES DE LEON


Un hombre que se sentía orgullosísimo del césped de su jardín se encontró un buen día con que en dicho césped crecía una gran cantidad de «dientes de león». Y aunque trató por todos los medios de librarse de ellos, no pudo impedir que se convirtieran en una auténtica plaga.
Al fin escribió al ministerio de Agricultura, refiriendo todos los intentos que había hecho, y concluía la carta preguntando: «¿Qué puedo hacer?». Al poco tiempo llegó la respuesta: «Le sugerimos que aprenda a amarlos».


También yo tenía un césped del que estaba muy orgulloso, y también sufrí una plaga de «dientes de león» que traté de combatir con todos los medios a mi alcance. De modo que el aprender a amarlos no fue nada fácil.
Comencé por hablarles todos los días cordial y amistosamente. Pero ellos sólo respondían con su hosco silencio. Aún les dolía la batalla que había librado contra ellos. Probablemente rece­laban de mis motivos.
Pero no tuve que aguardar mucho tiempo a que volvieran a sonreír y a recuperar su sosiego. Incluso respondían ya a lo que yo les decía. Pronto fuimos amigos.
Por supuesto que mi césped quedó arruinado, pero ¡qué delicioso se hizo mi jardín...!

Poco a poco iba quedándose ciego, a pesar de que trató de evitarlo por todos los medios. Y cuando las medicinas ya no surtían efecto, tuvo que combatir con todas sus emociones. Yo mismo necesitaba armarme de valor para decirle: «Te sugiero que aprendas a amar tu ceguera».
Fue una verdadera lucha. Al principio se resistía a trabar contacto con ella, a decirle una sola palabra. Y cuando, al fin, consiguió hablar con su ceguera, sus palabras eran de enfado y amargura. Pero siguió hablando y, poco a poco, las palabras fueron hacién­dose palabras de resignación; de tolerancia y de aceptación.... hasta que un día, para su sorpresa, se hicieron palabras de sim­patía... y de amor. Había llegado el momento en que fue capaz de rodear con su brazo a su ceguera y decirle: «Te amo». Y aquel día le vi sonreír de nuevo. Y ¡qué sonrisa tan dulce... !
Naturalmente que había perdido la vista para siempre. Pero ¡qué bello se hizo su rostro...! Mucho más bello que antes de que le sobreviniera la ceguera.

 Anhony de Mello "El canto del pájaro"

¿ERES LIBRE?


Libertad es un sentimiento que nace de nuestra forma de pensar.
Libertad fluye con lo que es.
Solo podemos ser libres cuando integramos la sombra de nuestra existencia.

El invierno del sufrimiento te llevara a la comprensión creativa de que una vida que no se basa en la sabiduría siempre estará llena de preocupaciones y problemas.

Libertad es reconocer lo desconocido dentro de nosotros, es la decisión consciente de unir la luz y la oscuridad, esto sanara los opuestos, esto es el fin de la lucha.
Cuando unimos lo bueno con lo malo, hay paz, en esta paz comprendemos que la ignorancia da paso a la sabiduría, el sufrimiento da paso a la comprensión compasiva.

Amor y conflicto, creación y destrucción, luz y sombra, lo pequeño y lo grande, todo nace de la misma fuente: EL SER.

Comprender esto, es libertad.


Kasten Ramser

EL SEXTO SENTIDO


Usa tus ojos para ver la belleza de la vida, o para ver el interior de las personas.

No los uses para criticar maliciosamente de cómo se ven o visten los demás, o para juzgar a las personas, sólo por sus apariencias.

Usa tus oídos para escuchar a tu prójimo, y poder ofrecerle una palabra de aliento, para escuchar los sonidos agradables, que te ayudan a olvidar las dificultades, y edifican tu interior.

No los uses como un arma, o para envenenar a los demás.

Usa tu olfato para percibir el olor de las flores, del perfume, del amor...

No lo impregnes, con los malos olores, como lo son el odio, el egoísmo, la traición.

Usa tu gusto para saborear el triunfo de tus metas alcanzadas, de los logros obtenidos con esfuerzo y dedicación...

No lo uses para saborear, las derrotas de otros.

Usa tu tacto para sentir y dar amor, para tocar a las personas con tus deseos positivos, con tu caridad...

No lo uses para pedir injustificadamente.

El sexto sentido, el más importante, es el que nos da la sabiduría para distinguir la diferencia entre los otros sentidos, entre el bien y el mal, entre dar o recibir, entre construir o desmoronar. 

A veces miramos sin ver, oímos sin escuchar, olemos sin percibir,
probamos sin saborear, tocamos superficialmente.

Usa tus sentidos sabiamente, no se trata de cuántos tengas, sino de cómo los utilizas.
(Autor desconocido)