Entrevista de Inma Sanchís a Iván Oliveros (Sesha), maestro de vedanta advaita, una rama del hinduismo. En La Vanguardia
¿La conciencia es innata al ser humano?
Sí, es una red de interacción en la que el ser humano está
integrado y que produce en sí misma una condición profundamente
inteligente. Desde este prisma no tienes que echar mano de un ser
más inteligente, de un creador.
Ese es su tema: la no dualidad.
Cuando interpretas el mundo con el marco de la dualidad,
determinas que una cosa es el que percibe y otra lo percibido.
Yo, y todo lo demás.
Exacto. Pero en Oriente hay otras formas de percepción, que se
establecen creando nuevos estados de conciencia en los que la
relación observador y observado cambia.
Tradúzcamelo a lo práctico.
Cuando conduces, si no reaccionas a cada curva te estrellas. De
igual manera, en la práctica, estos estados de percepción se
traducen en no estar en Babia, en no estar en las nubes, en estar
presente, en vivir acorde con la intensidad de cada instante, en
convertir cada momento en único.
Bueno, todos lo pretendemos.
El problema no es pretenderlo, sino lograrlo. Cuando ves una
película y estás absorto en ella, no te das cuenta de que tú
estás ahí, estás sin pensarlo. La atención constante a un objeto
diluye tu sentido del yo; entonces surge una percepción diferente
que se traduce en estar atento, vivo. Eso se llama no dualidad, y
aflora la sabiduría y la intuición.
Nos lo han explicado muchas veces, pero en la práctica se
escapa.
La mente, tal como funciona, está constituida de hábitos, y
esos hábitos producen condicionamientos. Le es muy difícil a una
persona salirse de esa forma habitual de percibir e interpretar las
cosas. Intente por un instante no ser consciente de nada.
...
Imposible, ¿verdad? Incluso se es consciente de que se está
distraído. Hay una condición en usted que es permanente: la
conciencia. La conciencia es un don que poseemos, una fuerza
inherente de saber. Su capacidad de cognición está siempre
presente y se puede experimentar de manera diferente.
Bien, ¿de qué manera?
Siendo simultáneamente objeto y sujeto de percepción, eso le
hará libre.
No entiendo nada.
Cuando usted percibe el mundo, lo percibe desde usted; lo que no
es usted lo llama mundo. El mundo es su objeto y usted el sujeto, y
desde ahí interpreta el mundo: yo y todo lo demás. Bien, pues le
haré una pregunta.
...
Cuando lee un libro y está absorta en él, ¿dónde está usted
en ese instante?
Leyendo el libro.
Sí, de acuerdo, ¿pero Ima reconoce que es Ima la que lee el
libro?
No, Ima está absorta en el libro.
Exacto, si estás absorto en algo interesante o bello, estás
perdido en ese momento en la percepción misma, en el presente. Y en
ese instante no puedes catalogarte como yo, ya que no tienes
conciencia de ti mismo.
De acuerdo, ¿y?
Cuando estás absorto, concentrado, ocurre algo mágico y
misterioso: no tienes conciencia de ti pero sí del mundo que
percibes, y reaccionas ante él. ¡Eso es tan grato!
Pasa el tiempo volando, cierto.
Es la pérdida del sentido de dualidad, pero no ocurre
voluntariamente. Ahora plantéese otra cuestión: ¿cómo prefiere
vivir: así o pensando?... Si pudiera vivir como cuando está
absorta, desde ese estado de sabia percepción, si pudiera caminar,
cocinar, sentir, dormir, querer así, sería todo diferente.
¿Qué hay en esa entrega total?
Está el mundo.
... Casi lo entiendo.
La mente trata siempre de replegarse a cosas que ya ha pensado o
sentido porque así se siente segura, e invade el presente con esos
sentimientos y pensamientos. Cuando aprendes a estar presente, gozas
de la condición de permitir a las cosas nacer y darles tiempo a
morir, y gozarlas con intensidad.
Simplemente, estar presente.
Sí, y esto que parece una simpleza descarga la psique y el
sistema nervioso y permite una calidad de vida superior. La
presencia es conciencia, y te permite ver el mundo como es. Se trata
de convertir lo que vives en lo fundamental, en el momento válido.
¿Y cómo se consigue?
Estamos acostumbrados a que las cosas se consiguen con esfuerzo,
pero ¿qué esfuerzo hace usted para existir?
Ninguno.
El problema es que usted quiere conseguir algo que con los
atributos que ya conoce es imposible alcanzar. Entonces, lo que yo
le digo es: atrévase, simplemente experimente el mundo, atrévase a
estar presente sin saber si eso la lleva a otro sitio o no; la suma
de esos pequeños momentos la conducirá a esa forma de percepción
libre.
¿Coleccionar instantes de presente?
Cuando alguien tiene el don de la escritura, escribe sin dudar,
como si alguien le dictara, y eso provoca que el lector se pierda en
ese mundo, se convierta en eso. Si tu don es ese, resta en esa
perspectiva y fluye en ella, eso te arrastra al presente de manera
innata.
Y cada persona tiene un don.
Sí, aproveche su don, aquello en que no duda. A lo mejor es
amar, cuidar, trabajar, pescar, cocinar; advierta aquello que por
don tiene de natural y en ello sumérjase, la ayudará. Aunque
existir en sí ya es un don.
Fuente: La Contra de la Vanguardia
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