-¿Acaso no se encuentra Dios en todas partes, como se me ha enseñado?
-¡Pues claro que sí, si no hay otra cosa sino Dios! Pero, ¿tú crees que los rayos del sol llegan a todos los planetas con la misma intensidad? Dios se manifiesta de muy distinta manera en su Creación y en Sus Criaturas, según el plano en el que se encuentren. Se equivocan quienes creen que Dios está tan cercano como pretenden, porque una cosa es La Substancia Divina -que ésa sí que está en todas partes, pues ¿qué es, si no, El Universo?-y otra, La Consciencia Pura: acuérdate de la bola de mercurio que no admitía las impurezas. Y vosotros pertenecéis a un plano en La Creación en donde Sus Rayos emanan de tan lejos, que al llegar a vosotros, languidecen. Por eso, algunas personas, al ver tan débiles rayos, desconfían y no creen. Otras menos exigentes, adoran a un dios infantil y poco luminoso: sencillamente a aquél que les alcanza ver la poca luz que tienen y que con toda probabilidad no sea sino una proyección de sí mismos. Pero se encuentran confiados y felices porque no conocen otra cosa. Luego -y aunque esto sea una minoría- se encuentran Los Iluminados...
-¿Por qué algunos son Iluminados? ¿Quién los ilumina? ¿No disponen, acaso, de la misma vaga luz que el resto?
-¿Qué haces cuando quieres concentrar los rayos del sol en un punto?
-Aplicar una lupa.
-Justo: el sol sigue encontrándose, sin duda, a la misma distancia; sin embargo, tú has podido aumentar su luz. También quien desee ver mejor en la penumbra, puede encender una luz, ¿no es así? Los iIuminados son seres que han sabido aplicar esa Lupa o encender esa Luz. Por supuesto, nunca esa Luz la encienden por casualidad. Buscan esa lámpara porque saben que está ahí. Si accidentalmente alguien diera con el interruptor, quedaría ciego de inmediato.
-Y, ¿de la otra manera no? ¿No les hace daño esa Luz, por grande que sea su claridad, ni las formas nuevas y extrañas que puedan, con ella, ver?
-¿Se te ocurriría a ti, encender una luz con la idea de ver mejor, y luego cerrar los ojos sólo porque no te gusta lo que ves? No olvides que se trata de ver mejor, no de ver únicamente las cosas que uno quiera.
-Y, ¿dónde está el interruptor que enciende esa luz?
-Se enciende en tu interior. ¿Cómo? Deseándolo con vehemencia".
...
De Regla Contreras, en su libro "¡Perdón por atreverme! (Sapere Aude)"
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