LA CULPA



-Siento una culpa que me impide vivir.
¿Que puedo hacer?. ¿Puede ayudarme?.


-Hablemos de la culpa.
La culpa……
La culpa es como el sufrimiento.
Es un tipo de sufrimiento….

La culpa no es como el dolor.
El dolor es inevitable, la culpa se puede evitar.
El sufrimiento también se puede evitar.
¿Como hacerlo?

Comprendiendo su naturaleza, viendo la razón por la que surge, percibiendo la causa por la que permanece y alcanzando la certeza de que uno nada puede hacer.

¿Que puede hacer usted para nacer en otra parte?
Nada, pues esto es igual, pero hay que comprenderlo por uno mismo, esto no es teoría, es un camino, ensayo-error, ensayo-error, ver por uno mismo.

La culpa es algo inutil, es un sentimiento que no sirve para nada constructivo.
La culpa destruye, inhabilita, deshace, debilita, limita….

¿De que sirve la culpa?
Reflexione y verá que solo causa dolor.
Rara vez produce consuelo, casi nunca.

Si la culpa supone un desahogo o un sentimiento consolador puede ser justificada durante un determinado espacio de tiempo, en otro caso no.

La culpa puede derivar en un sufrimiento que a su vez puede desembocar en una vía de escape de si mismo, pero la culpa por si misma no suele hacerlo.
La culpa debe evolucionar hacia otra cosa, transformarse, tomar una nueva forma de la que poder obtener algo.

¿Cual es el origen de la culpa?.
¿Cual es el origen de esa culpa en particular?.
¿Algo hecho o dicho?
¿O algo por hacer o por decir?

El asunto es que la culpa está ahí y hay que hacer algo con ella.
Es persistente, indica algo.

¿Podemos cambiar algo ahora?
¿Esa culpa está situada AHORA o es algo pasado, algún recuerdo, algo que acarreamos del pasado?
No digo que no sienta la culpa ahora, en este momento, pregunto si la culpa se situa AHORA.

Tal vez su aparición se deba a algo que no salió como uno esperaba.
Esa es la raiz del origen de la culpa, alguna acción, palabra o hecho que no surtió el efecto que uno esperaba. Pero eso no se situa en el AHORA, lo trae uno del pasado, del recuerdo.

Pensando que puede cambiar algo de lo que ES, uno siente la culpa de su mala acción, de su no acción o de lo que cree SU acción o palabra equivocada.
Esto es porque pensamos que los hechos se producen causados por nuestras acciones.

Si “A” lleva a “B” y “B” lleva a “C”, desde “A” llego a “C”, entonces si puedo llegar de “A” a “C” ¿Para que sirve “B”?.
Y ya nos hemos enredado.

A veces esto parece ser así realmente, parece….

Esto es una forma de pensar normal, lineal, pero irreal, es mentira, de hecho “A”, “B” y “C” pueden existir por si mismos de forma totalmente independiente.
Es en la mente donde se realizan esas asociaciones.

La culpa no aparece ahora, depende de una circunstancia anterior no aceptada (no hay nada que aceptar, pero eso puede llegar a verse solo después). El remordimiento es recuerdo, es un pesar íntimo por algo de lo que nos sentimos responsables directos. Eso es la culpa. No puede uno vivir los remordimientos de otras personas y uno no puede vivir la culpa de otras personas.

No hay que aceptar, eso es acción, no hay que permitir, eso es acción también.
Hay que observar, de forma justa, inafectada, en ese caso la culpa no se percibe como se percibe “normalmente”.

¿Que culpa hay cuando uno duerme?
¿Cuando uno muera que culpa habrá?
¿Quien la sentirá?
¿Quien será el propietario de esa culpa?

La culpa no es inevitable.
Para evitarla hay que comprender su origen y si uno no puede cambiar nada dejar que pase, observala, mirarla sin pasión, mirar la palabra, desnuda, su significado no importa, la palabra, ella sola no desencadena nada, ningún efecto, es culpa pura en su contenido que no condiciona, hay que esperar, dejarla estar sin alimentarla.  No retenerla, la culpa no es útil, no hay que deshacerse de ella mediante la acción, pues la acción hará que se apegue aún más. 


Uno siente la culpa, pero uno no es la culpa. Uno puede observar la culpa y ver el espacio que hay entre uno mismo y el sentimiento, entre uno y la sensación, igual que ocurre con el miedo.
Hay que sentirlo y luego ignorarlo, verlo ajeno, ese es el camino que uno conoce, no conozco otro y ni siquiera sabe uno si es correcto o tan solo posible.

De cualquier forma, pruebe.
¿Tiene algo que perder?



MEDITACIÓN de Atención Plena en la Respiración

Anapanasati

"Aquí, monjes, un monje que se ha ido al bosque, o al pie de un árbol, o a un lugar vacío, se sienta con las piernas cruzadas, sosteniendo erecta su espalda, haciendo emerger la atención plena frente a él." Buddha (Mahà Satipatthàna Sutta)




Esto significa que cualquier persona que pertenezca a uno de los cuatro tipos de individuos mencionados en esta enseñanza - es decir monje, monja, laico, laica - deseoso de practicar esta meditación, debe ir ya sea a un bosque, al pie de un árbol apartado, o a una morada solitaria. Ahí deberá sentarse con las piernas cruzadas, manteniendo su cuerpo en posición erecta, fija su atención plena en la punta de su nariz, el lugar de su objeto de meditación.

Si hace una inhalación prolongada, deberá comprender tal acto con plena atención. Si hace una exhalación prolongada, deberá comprender tal acto con plena atención. Si toma una inhalación corta, deberá comprenderlo con plena atención, si hace una exhalación corta, deberá comprenderlo con plena atención.
"Inhala experimentando el cuerpo en su totalidad, exhala experimentando el cuerpo en su totalidad" Buddha
Esto es, con atención bien situada, ve el principio, el medio y el final de las dos fases, la inhalación y la exhalación. Conforme practica la observación de la inhalación y exhalación con atención, se calmarán y tranquilizarán las dos funciones de inhalación y exhalación.

El Buddha ilustra esto con un símil. Cuando un hábil tornero o su aprendiz trabajan un objeto en su taller, atienden a su labor con atención fija: al hacer un giro largo o uno corto, saben que están haciendo un giro largo o uno corto. De la misma manera, si el practicante de meditación inhala largamente lo comprende como tal; y si exhala largamente, lo comprende como tal; si hace una inhalación corta, lo comprende como tal y si su exhalación es corta, lo comprende como tal. Ejercita su atención de tal forma que ve el principio, el medio y el final de estas dos funciones de inhalación y exhalación. Comprende con sabiduría la tranquilización de estos dos aspectos, de la inhalación y la exhalación.

De esta forma, él comprende las dos funciones de la inhalación y la exhalación en él mismo, y las dos funciones de la inhalación y exhalación en otras personas. También comprende las dos funciones de la inhalación y exhalación en él mismo y en los otros en rápida alternación. Comprende también la causa del surgimiento de la inhalación y la exhalación y la causa de la cesación de la inhalación y la exhalación, y el momento a momento del surgimiento y la cesación de la inhalación y la exhalación.

Se da cuenta entonces de que su cuerpo, el que ejercita las dos funciones de inhalación y exhalación, es únicamente un cuerpo, no un ego o "Yo". Esta atención plena y sabiduría son útiles para desarrollar una mejor y más profunda atención y sabiduría, capacitándolo para descartar las concepciones erróneas de las cosas en términos de "Yo" y "mío". Entonces, llega a estar capacitado para la vida con sabiduría respecto a este cuerpo y no se aferra a nada en el mundo con avidez, engreimiento o visión errónea. 

Viviendo sin apego, el meditador recorre el camino hacia Nibbàna a través de la contemplación de la naturaleza del cuerpo.  (Mahathera Nauyane Aridhamma)

Artículo completo en: Libros Budistas

CUÁNTA TIERRA NECESITA UN HOMBRE

León Tolstoy

Érase una vez un campesino llamado Pahom, que había trabajado dura y honestamente para su familia, pero que no tenía tierras propias, así que siempre permanecía en la pobreza. 
"Ocupados como estamos desde la niñez trabajando la madre tierra -pensaba a menudo- los campesinos siempre debemos morir como vivimos, sin nada propio. Las cosas serían diferentes si tuviéramos nuestra propia tierra."

Ahora bien, cerca de la aldea de Pahom vivía una dama, una pequeña terrateniente, que poseía una finca de ciento cincuenta hectáreas. Un invierno se difundió la noticia de que esta dama iba a vender sus tierras. Pahom oyó que un vecino suyo compraría veinticinco hectáreas y que la dama había consentido en aceptar la mitad en efectivo y esperar un año por la otra mitad.
"Qué te parece -pensó Pahom- Esa tierra se vende, y yo no obtendré nada."
Así que decidió hablar con su esposa.
-Otras personas están comprando, y nosotros también debemos comprar unas diez hectáreas. La vida se vuelve imposible sin poseer tierras propias.
Se pusieron a pensar y calcularon cuánto podrían comprar. Tenían ahorrados cien rublos. Vendieron un potrillo y la mitad de sus abejas; contrataron a uno de sus hijos como peón y pidieron anticipos sobre la paga. Pidieron prestado el resto a un cuñado, y así juntaron la mitad del dinero de la compra. Después de eso, Pahom escogió una parcela de veinte hectáreas, donde había bosques, fue a ver a la dama e hizo la compra.
Así que ahora Pahom tenía su propia tierra. Pidió semilla prestada, y la sembró, y obtuvo una buena cosecha. Al cabo de un año había logrado saldar sus deudas con la dama y su cuñado. Así se convirtió en terrateniente, y talaba sus propios árboles, y alimentaba su ganado en sus propios pastos. Cuando salía a arar los campos, o a mirar sus mieses o sus prados, el corazón se le llenaba de alegría. La hierba que crecía allí y las flores que florecían allí le parecían diferentes de las de otras partes. Antes, cuando cruzaba esa tierra, le parecía igual a cualquier otra, pero ahora le parecía muy distinta.


Un día Pahom estaba sentado en su casa cuando un viajero se detuvo ante su casa. Pahom le preguntó de dónde venía, y el forastero respondió que venía de allende el Volga, donde había estado trabajando. Una palabra llevó a la otra, y el hombre comentó que había muchas tierras en venta por allá, y que muchos estaban viajando para comprarlas. Las tierras eran tan fértiles, aseguró, que el centeno era alto como un caballo, y tan tupido que cinco cortes de guadaña formaban una avilla. Comentó que un campesino había trabajado sólo con sus manos, y ahora tenía seis caballos y dos vacas.
El corazón de Pahom se colmó de anhelo.
"¿Por qué he de sufrir en este agujero -pensó- si se vive tan bien en otras partes? Venderé mi tierra y mi finca, y con el dinero comenzaré allá de nuevo y tendré todo nuevo".
Pahom vendió su tierra, su casa y su ganado, con buenas ganancias, y se mudó con su familia a su nueva propiedad. Todo lo que había dicho el campesino era cierto, y Pahom estaba en mucha mejor posición que antes. Compró muchas tierras arables y pasturas, y pudo tener las cabezas de ganado que deseaba.
Al principio, en el ajetreo de la mudanza y la construcción, Pahom se sentía complacido, pero cuando se habituó comenzó a pensar que tampoco aquí estaba satisfecho. Quería sembrar más trigo, pero no tenía tierras suficientes para ello, así que arrendó más tierras por tres años. Fueron buenas temporadas y hubo buenas cosechas, así que Pahom ahorró dinero. Podría haber seguido viviendo cómodamente, pero se cansó de arrendar tierras ajenas todos los años, y de sufrir privaciones para ahorrar el dinero.
"Si todas estas tierras fueran mías -pensó-, sería independiente y no sufriría estas incomodidades."

Un día un vendedor de bienes raíces que pasaba le comentó que acababa de regresar de la lejana tierra de los bashkirs, donde había comprado seiscientas hectáreas por sólo mil rublos.
-Sólo debes hacerte amigo de los jefes -dijo- Yo regalé como cien rublos en vestidos y alfombras, además de una caja de té, y di vino a quienes lo bebían, y obtuve la tierra por una bicoca.
"Vaya -pensó Pahom-, allá puedo tener diez veces más tierras de las que poseo. Debo probar suerte."

Pahom encomendó a su familia el cuidado de la finca y emprendió el viaje, llevando consigo a su criado. Pararon en una ciudad y compraron una caja de té, vino y otros regalos, como el vendedor les había aconsejado. Continuaron viaje hasta recorrer más de quinientos kilómetros, y el séptimo día llegaron a un lugar donde los bashkirshabían instalado sus tiendas.

En cuanto vieron a Pahom, salieron de las tiendas y se reunieron en torno al visitante. Le dieron té y kurniss, y sacrificaron una oveja y le dieron de comer. Pahom sacó presentes de su carromato y los distribuyó, y les dijo que venía en busca de tierras. Los bashkirs parecieron muy satisfechos y le dijeron que debía hablar con el jefe. Lo mandaron a buscar y le explicaron a qué había ido Pahom.
El jefe escuchó un rato, pidió silencio con un gesto y le dijo a Pahom:

-De acuerdo. Escoge la tierra que te plazca. Tenemos tierras en abundancia.
-¿Y cuál será el precio? -preguntó Pahom.
-Nuestro precio es siempre el mismo: mil rublos por día.
Pahom no comprendió.
-¿Un día? ¿Qué medida es ésa? ¿Cuántas hectáreas son?
-No sabemos calcularlo -dijo el jefe-. La vendemos por día. Todo lo que puedas recorrer a pie en un día es tuyo, y el precio es mil rublos por día.
Pahom quedó sorprendido.
-Pero en un día se puede recorrer una vasta extensión de tierra -dijo.
El jefe se echó a reír.
-¡Será toda tuya! Pero con una condición. Si no regresas el mismo día al lugar donde comenzaste, pierdes el dinero.
-¿Pero cómo debo señalar el camino que he seguido?
-Iremos a cualquier lugar que gustes, y nos quedaremos allí. Puedes comenzar desde ese sitio y emprender tu viaje, llevando una azada contigo. Donde lo consideres necesario, deja una marca. En cada giro, cava un pozo y apila la tierra; luego iremos con un arado de pozo en pozo. Puedes hacer el recorrido que desees, pero antes que se ponga el sol debes regresar al sitio de donde partiste. Toda la tierra que cubras será tuya.

Pahom estaba alborozado. Decidió comenzar por la mañana. Charlaron, bebieron más kurniss, comieron más oveja y bebieron más té, y así llegó la noche. Le dieron a Pahom una cama de edredón, y los bashkirs se dispersaron, prometiendo reunirse a la mañana siguiente al romper el alba y viajar al punto convenido antes del amanecer.

Pahom se quedó acostado, pero no pudo dormirse. No dejaba de pensar en su tierra.
"¡Qué gran extensión marcaré! -pensó-. Puedo andar fácilmente cincuenta kilómetros por día. Los días ahora son largos, y un recorrido de cincuenta kilómetros representará gran cantidad de tierra. Venderé las tierras más áridas, o las dejaré a los campesinos, pero yo escogeré la mejor y la trabajaré. Compraré dos yuntas de bueyes y contrataré dos peones más. Unas noventa hectáreas destinaré a la siembra y en el resto criaré ganado."

Por la puerta abierta vio que estaba rompiendo el alba.
-Es hora de despertarlos -se dijo-. Debemos ponernos en marcha.
Se levantó, despertó al criado (que dormía en el carromato), le ordenó uncir los caballos y fue a despertar a los bashkirs.
-Es hora de ir a la estepa para medir las tierras -dijo.
Los bashkirs se levantaron y se reunieron, y también acudió el jefe. Se pusieron a beber más kurniss, y ofrecieron a Pahom un poco de té, pero él no quería esperar.
-Si hemos de ir, vayamos de una vez. Ya es hora.
Los bashkirs se prepararon y todos se pusieron en marcha, algunos a caballo, otros en carros. Pahom iba en su carromato con el criado, y llevaba una azada. Cuando llegaron a la estepa, el cielo de la mañana estaba rojo. Subieron una loma y, apeándose de carros y caballos, se reunieron en un sitio. El jefe se acercó a Pahom y extendió el brazo hacia la planicie.
-Todo esto, hasta donde llega la mirada, es nuestro. Puedes tomar lo que gustes.

A Pahom le relucieron los ojos, pues era toda tierra virgen, chata como la palma de la mano y negra como semilla de amapola, y en las hondonadas crecían altos pastizales.
El jefe se quitó la gorra de piel de zorro, la apoyó en el suelo y dijo:
-Ésta será la marca. Empieza aquí y regresa aquí. Toda la tierra que rodees será tuya.
Pahom sacó el dinero y lo puso en la gorra. Luego se quitó el abrigo, quedándose con su chaquetón sin mangas. Se aflojó el cinturón y lo sujetó con fuerza bajo el vientre, se puso un costal de pan en el pecho del jubón y, atando una botella de agua al cinturón, se subió la caña de las botas, empuñó la azada y se dispuso a partir. Tardó un instante en decidir el rumbo. Todas las direcciones eran tentadoras.
-No importa -dijo al fin-. Iré hacia el sol naciente.
Se volvió hacia el este, se desperezó y aguardó a que el sol asomara sobre el horizonte.
"No debo perder tiempo -pensó-, pues es más fácil caminar mientras todavía está fresco."

Los rayos del sol no acababan de chispear sobre el horizonte cuando Pahom, azada al hombro, se internó en la estepa.
Pahom caminaba a paso moderado. Tras avanzar mil metros se detuvo, cavó un pozo y apiló terrones de hierba para hacerlo más visible. Luego continuó, y ahora que había vencido el entumecimiento apuró el paso. Al cabo de un rato cavó otro pozo.
Miró hacia atrás. La loma se veía claramente a la luz del sol, con la gente encima, y las relucientes llantas de las ruedas del carromato. Pahom calculó que había caminado cinco kilómetros. Estaba más cálido; se quitó el chaquetón, se lo echó al hombro y continuó la marcha. Ahora hacía más calor; miró el sol; era hora de pensar en el desayuno.
-He recorrido el primer tramo, pero hay cuatro en un día, y todavía es demasiado pronto para virar. Pero me quitaré las botas -se dijo.
Se sentó, se quitó las botas, se las metió en el cinturón y reanudó la marcha. Ahora caminaba con soltura.
"Seguiré otros cinco kilómetros -pensó-, y luego giraré a la izquierda. Este lugar es tan promisorio que sería una pena perderlo. Cuanto más avanzo, mejor parece la tierra."

Siguió derecho por un tiempo, y cuando miró en torno, la loma era apenas visible y las personas parecían hormigas, y apenas se veía un destello bajo el sol.
"Ah -pensó Pahom-, he avanzado bastante en esta dirección, es hora de girar. Además estoy sudando, y muy sediento."
Se detuvo, cavó un gran pozo y apiló hierba. Bebió un sorbo de agua y giró a la izquierda. Continuó la marcha, y la hierba era alta, y hacía mucho calor.
Pahom comenzó a cansarse. Miró el sol y vio que era mediodía.
"Bien -pensó-, debo descansar."
Se sentó, comió pan y bebió agua, pero no se acostó, temiendo quedarse dormido. Después de estar un rato sentado, siguió andando. Al principio caminaba sin dificultad, y sentía sueño, pero continuó, pensando: "Una hora de sufrimiento, una vida para disfrutarlo".

Avanzó un largo trecho en esa dirección, y ya iba a girar de nuevo a la izquierda cuando vio un fecundo valle. "Sería una pena excluir ese terreno -pensó-. El lino crecería bien aquí.". Así que rodeó el valle y cavó un pozo del otro lado antes de girar. Pahom miró hacia la loma. El aire estaba brumoso y trémulo con el calor, y a través de la bruma apenas se veía a la gente de la loma.
"¡Ah! -pensó Pahom-. Los lados son demasiado largos. Este debe ser más corto." Y siguió a lo largo del tercer lado, apurando el paso. Miró el sol. Estaba a mitad de camino del horizonte, y Pahom aún no había recorrido tres kilómetros del tercer lado del cuadrado. Aún estaba a quince kilómetros de su meta.
"No -pensó-, aunque mis tierras queden irregulares, ahora debo volver en línea recta. Podría alejarme demasiado, y ya tengo gran cantidad de tierra.".
Pahom cavó un pozo de prisa.

Echó a andar hacia la loma, pero con dificultad. Estaba agotado por el calor, tenía cortes y magulladuras en los pies descalzos, le flaqueaban las piernas. Ansiaba descansar, pero era imposible si deseaba llegar antes del poniente. El sol no espera a nadie, y se hundía cada vez más.
"Cielos -pensó-, si no hubiera cometido el error de querer demasiado. ¿Qué pasará si llego tarde?"
Miró hacia la loma y hacia el sol. Aún estaba lejos de su meta, y el sol se aproximaba al horizonte.

Pahom siguió caminando, con mucha dificultad, pero cada vez más rápido. Apuró el paso, pero todavía estaba lejos del lugar. Echó a correr, arrojó la chaqueta, las botas, la botella y la gorra, y conservó sólo la azada que usaba como bastón.
"Ay de mí. He deseado mucho, y lo eché todo a perder. Tengo que llegar antes de que se ponga el sol."

El temor le quitaba el aliento. Pahom siguió corriendo, y la camisa y los pantalones empapados se le pegaban a la piel, y tenía la boca reseca. Su pecho jadeaba como un fuelle, su corazón batía como un martillo, sus piernas cedían como si no le pertenecieran. Pahom estaba abrumado por el terror de morir de agotamiento.
Aunque temía la muerte, no podía detenerse. "Después que he corrido tanto, me considerarán un tonto si me detengo ahora", pensó. Y siguió corriendo, y al acercarse oyó que los bashkirs gritaban y aullaban, y esos gritos le inflamaron aún más el corazón. Juntó sus últimas fuerzas y siguió corriendo.

El hinchado y brumoso sol casi rozaba el horizonte, rojo como la sangre. Estaba muy bajo, pero Pahom estaba muy cerca de su meta. Podía ver a la gente de la loma, agitando los brazos para que se diera prisa. Veía la gorra de piel de zorro en el suelo, y el dinero, y al jefe sentado en el suelo, riendo a carcajadas.
"Hay tierras en abundancia -pensó-, ¿pero me dejará Dios vivir en ellas? ¡He perdido la vida, he perdido la vida! ¡Nunca llegaré a ese lugar!"

Pahom miró el sol, que ya desaparecía, ya era devorado. Con el resto de sus fuerzas apuró el paso, encorvando el cuerpo de tal modo que sus piernas apenas podían sostenerlo. Cuando llegó a la loma, de pronto oscureció. Miró el cielo. ¡El sol se había puesto! Pahom dio un alarido.
"Todo mi esfuerzo ha sido en vano", pensó, y ya iba a detenerse, pero oyó que los bashkirs aún gritaban, y recordó que aunque para él, desde abajo, parecía que el sol se había puesto, desde la loma aún podían verlo. Aspiró una buena bocanada de aire y corrió cuesta arriba. Allí aún había luz. Llegó a la cima y vio la gorra. Delante de ella el jefe se reía a carcajadas. Pahom soltó un grito. Se le aflojaron las piernas, cayó de bruces y tomó la gorra con las manos.

-¡Vaya, qué sujeto tan admirable! -exclamó el jefe-. ¡Ha ganado muchas tierras!

El criado de Pahom se acercó corriendo y trató de levantarlo, pero vio que le salía sangre de la boca. ¡Pahom estaba muerto!
Los pakshirs chasquearon la lengua para demostrar su piedad.

Su criado empuñó la azada y cavó una tumba para Pahom, y allí lo sepultó. Dos metros de la cabeza a los pies era todo lo que necesitaba.

Fuente: webislam

LA GLANDULA PINEAL



La Glandula Pineal se encuentra fisicamente justo en el centro de nuestro cerebro. Tiene forma de un fruto del arbol de pino, por eso se llama Pineal. Según estudios cientificos, la función de esta glándula  es generar una hormona muy importante para le ser humano que es la Melatonina,  que se genera en la oscuridad para dormir. Por eso es muy importante dormir mucho y bien, y estar atento a lo que soñamos, anotando los sueños  para investigar qué mensaje puede haber en ellos,  ya que pueden ser  mensajes de nuestra conciencia más profunda.
Pero para los espiritualistas, y diferentes religiones como el budismohinduismo, e incluso el catolicismo, (digo el catolicismo porque en su sede del Vaticano hay un gigantesco monumento del coco de pino en una de sus plazas), es el lugar donde se encuentra nuestra espiritulidad y conciencia. En el yoga es el sexto chakra y, en varias religiones, el Tercer Ojo, es por eso que, por ejemplo, Buda tenia un peinado en forma del coco de pino y en muchas imagenes, al igual que Krishna, tiene un punto rojo entre medio de las cejas, omo en las mujeres hindues.

Para los antiguos egipcios y para muchas culturas antiguas como los Sumerios, por ejemplo, fue muy importante esta glándula ya que en ella encontraban el umbral hacia otros mundos y dimensiones.

Hay muchas técnicas para activar nuestra Glándula Pineal. Una de ellas, muy recomendada, es escuchar la siguiente frecuencia del Solfeggio, dejándose invadir por ella.


Frecuencia  de 936 Hz, para activar la Glándula Pineal




Fuente: Llamado a la Consciencia

LA OSCURIDAD


Al salir el No-ser y el Ser de un fondo único,
no se diferencian más que por sus nombres.
Este fondo único se llama Oscuridad.
Oscurecer esta oscuridad,
he aquí la puerta de todas las maravillas.

Tao te king



Tanto lo que llamamos “malo” como lo que llamamos “bueno” vienen del mismo lugar. El Tao Te Ching dice que el origen de todo se llama “oscuridad”. ¡Qué nombre tan bello! (si hemos de ponerle un nombre). 
La oscuridad es nuestro origen. En última instancia, lo abraza todo. Su naturaleza es el amor, y en nuestra confusión lo llamamos terror y fealdad, lo inaceptable, lo insoportable. Todo nuestro estrés es consecuencia de lo que imaginamos está dentro de esa oscuridad. Imaginamos la oscuridad como separada de nosotros mismos y proyectamos algo terrible en ella. Pero en realidad, la oscuridad es siempre benevolente.

¿Qué es “la oscuridad dentro de la oscuridad”? Es la mente que no sabe nada. Esta mente no-se es el centro del universo, es el universo; fuera de ella nada existe. La razón por la cual la oscuridad es el umbral a toda comprensión es que, una vez que comprendes la oscuridad, entiendes claramente que no hay nada separado de ti. Ningún nombre, ningún pensamiento puede ser verdad en última instancia. Todo es provisional; todo cambia. La oscuridad, lo innombrable, lo impensable, en eso se puede confiar absolutamente. No cambia, y es benevolente. Cuando comprendes esto, sólo te queda reírte. No hay nada serio acerca de la vida o la muerte.

Byron Katie
(Mil nombres para el gozo)

DESATAR UN VENDAVAL O SEMBRAR AMOR

Mirar la vida con los ojos del Mar

“Aquellos ojos míos que el día que nací el mar me robara –y para quienes nunca existieron la distancia ni el tiempo-, miraban lejanos por mí, sorprendiendo alojados en aquel recóndito lugar, a aquellos extravagantes símbolos que ellos supieron descifrar en un instante y traducir al lenguaje de las ideas y de las formas, con toda fidelidad.”



De la entrevista a Regla Contreras, realizada por Hashim Cabrera, en WebIslam


¿Cuál es, en definitiva, tu principal propósito en la Vida, tu verdadera razón de ser?

Todas mis energías últimamente van dirigidas a tratar de vivir cada instante estando muy alerta de mí misma y siendo plenamente consciente de mis actos y de mis pensamientos, como en un permanente estado de meditación. Así habrá pocas posibilidades de sembrar errores, ya que no nos damos cuenta de que con cada estímulo que recibimos del exterior podemos reaccionar con actos y palabras, y cada uno de ellos conlleva una repercusión inmediata en nuestro entorno; y en esa cadena de reacciones podemos estar desatando un vendaval o estar sembrando Amor. 

He tenido que aprender a decir "no" a muchas cosas a las que antes, por debilidad, decía "sí" y al final me sentía mal pues, en esas decisiones por compromiso, se me iban muchas energías. Descubro curiosamente, que ahora que nadie tiene tiempo para casi nada, yo, paradójicamente, estoy empezando a sacar tiempo para casi todo lo que me apetece, y vivo una buena parte del día haciendo lo que me da la gana y eso no tiene precio pues hay un cambio de valores y prioridades y terminas convirtiendo tu vida en todo un lujo y es todo como muy mágico.

También hay que tener en cuenta que cualquier pensamiento -dependiendo de si es positivo o negativo- se traduce en nuestro propio organismo para mantenernos sanos o generar algún tipo de enfermedad; y no podemos luego culpar a nadie. Yo quiero estar siempre muy consciente para no causar daños a terceros ni a mi propio cuerpo. Quiero morir muy sana, ya que, aunque en el Universo nuestros actos no se computen como morales o inmorales, buenos o malos, ni se registre ese concepto infantil llamado "pecado" —a ese Ser Infinito nada ni nadie Le puede ofender—, sí se registran los errores, y esto se paga indudablemente.
...
Como sé que somos en gran medida (no suelo expresarme nunca en términos absolutos) responsables de lo que nos sucede, me preocupo de ir modelando y configurando cada mañana, desde mi rostro y mi cuerpo, hasta mis propias circunstancias. Y cuando te consideras también co-creadora, y por tanto, "poderosa", el Universo se confabula contigo y te envuelve con su Magia y notas que cuando estás feliz, haces feliz a los demás y el Universo entero es como si se conjurase y te agradeciese que estés cooperando en la evolución del Planeta y los seres sin tener que hacer demasiado ruido ni grandes algaradas para que los que te rodeen sean receptivos a esas energías y, por sintonía, den también un paso al frente remando en la dirección adecuada en esta nave planetaria en la que vamos todos embarcados navegando por unas aguas muy procelosas en unos momentos muy difíciles y apenas muy pocos nos damos cuenta y somos conscientes de ello.
 ...

Ver entrevista completa en WebIslam

Regla Contreras es una poeta y escritora en la piel de un ama de casa sevillana, madre de nueve hijos y esposa de su eterno enamorado, hijo del mar. Mística y científica, vidente y escéptica, danzando entre la majestad y la belleza construye los instantes de su ser cotidiano.
Regla es autora del libro "¡Perdón por atreverme! (Sapere Aude)" Editorial Ituci Siglo XXI




EL EGO PURO



La mente debe ser cortada, raíz y ramas. 
Vea quién es el pensador, quién es el buscador. 
Permanezca como el pensador, como el buscador. 
Todos los pensamientos desaparecerán.


Entonces será el ego—el pensador.

Ese ego es Ego puro, purgado de pensamientos. Es lo mismo que el Sí mismo. Mientras persista la identificación falsa, persistirán las dudas, surgirán las preguntas, y no habrá ningún fin para ellas. 
Las dudas sólo cesarán cuando se ponga fin al no-sí mismo. Eso resultará en la realización del Sí mismo. Ahí no quedará ningún otro para dudar o preguntar. Todas estas dudas deben disolverse dentro de uno mismo. 
Ninguna suma de palabras dará satisfacción. 
Aferre al pensador. Sólo cuando el pensador no es aferrado, los objetos aparecen fuera o las dudas surgen en la mente.



(Conversaciones con Bhagavan Sri Ramana Maharshi)

Fuente: Lecturas Advaita

QUIETUD: No Preguntas


"La Vida y la Consciencia, que en todo están y todo llenan, gozan de toda la Sabiduría de manera innata y no necesitan hacerse preguntas. 


De la Conferencia de Emilio Carrillo (de la parte final 4.- La desconexión de la Matriz: nada que preguntarse), pronunciada en el Congreso de Ciencia y Espíritu Sevilla.

..."Así, la persona que deja de identificarse como tal y asume que es sólo, ni más ni menos, que esa misma Vida y Consciencia, interioriza que nada hay que preguntarse y cesa de hacerse preguntas.

Se entiende entonces y se ve diáfanamente que cualquier pregunta proviene de la ignorancia del ego; cualquier respuesta, de su vanidad. Preguntas, opciones y respuestas tejen un Holograma que el ego define como Realidad. En verdad sólo es el velo que oculta lo Real. Para descorrerlo, nada hay que preguntarse; para “ver” lo que Es basta con vivir el Aquí&Ahora.

Y ante los estímulos e impulsos cotidianos del mundo exterior, la clave radica en la actitud que se adopte ante ellos: una actitud que emane de la Esencia divina y natural que en Todo tiene su presencia; una actitud plena de buena Voluntad, sentido de Vinculación de todo y todos, armonía, paz, comprensión, ternura, bondad, alegría y humildad: Amor

Entre cada estímulo que se recibe y la respuesta al mismo se encuentra el Aquí&Ahora, un espacio de consciencia. Es en él donde toman las decisiones en función de las actitudes que adoptemos antes los estímulos recibidos.

Las actitudes elegidas desde la consciencia del presente generan emociones y pensamientos, que se plasman en acciones. Y las acciones repetidas se convierten en hábitos, que determinan nuestro carácter, que define la visión de la vida y la muerte: el sentido que le otorgamos a la vida y el significado que le damos y le daremos cuando acometamos el tránsito que llamamos muerte.

Por tanto, nada hay que preguntarse. Y ante los estímulos de la vida cotidiana, basta con dejar fluir la actitud amorosa y armoniosa que emana de la Esencia de lo que Es y Somos. Todo ello sin concebir ni apegarse a ningún tipo de identidad sea personal, existencial o de ser, física o espiritual.

No hay más. Vivir. La Vida es lo único que Es: una forma superior de energía de calidad vibracional y consciencial que se despliega en un momento presente continuo conformando infinidad de campos de energía de infinidad de frecuencias vibracionales en multitud de dimensiones y planos de existencia, estando todos los campos íntimamente vinculados entre sí en una Naturaleza Creadora que se hace a sí misma constantemente en la Perfección de cuando Es y existe."