PIE JESU


Somos energía que vibra a determinada frecuencia. Ciertos sonidos recuerdan a nuestras células y órganos corporales su frecuencia ideal vibracional y provocan la vibración perfecta de nuestro cuerpo, elevándonos a un estado sublime de equilibrio y armonía.

Más allá del origen o connotación religiosa de una composición musical, con independencia de que sea cristiana, sufí, tbetana, hindú, tolteca,  etc, cuando su frecuencia vibracional sintoniza contigo, produce un estado de paz y felicidad, que te invita a oírla varias veces.
 
Esperamos que te ocurra así, con el Pie Jesu, extracto de la Requiem Mass de Andrew Lloyd Webber (estreno 1985), cantado por Sissel. Es una de las mejores versiones, de apenas cuatro minutos de duración. Disfrútala.



POEMA ZEN. Hsin Sin Ming (III)


Ofrecemos, hoy, una tercera parte de las Meditaciones emanadas del poema Hsin Sin Ming, de Seng Tsan, maestro Zen, con las que nos ha obsequiado Emilio Carrillo, durante la pasada semana, en su Blog: http://emiliocarrillobenito.blogspot.com/


Hsin Sin Ming es un Poema que nos refleja el bello encuentro entre el Zen y el Taoísmo.


Si crees que acontecen cambios
en el mundo exterior, en aquello que te rodea,
se debe a tu ignorancia,
que los hace parecer reales.

El Ser y tú Ser es Uno y es lo Real.
Y es inmutable e inalterable.
Si consideras que hay transformaciones
es por causa de las opiniones, 
los juicios y los dualismos
que atiborran tu mente.

Pon término a esta deriva mental,
establécete en la Quietud y el Movimiento
y, desde la Paz Completa y el Silencio Absoluto,
haz tuya la Verdad de que no hay que buscar la verdad.

Basta con que pongas fin al juego de la mente.
Si eliges, prefieres o discriminas,
equivocas el camino;
deja de buscar y escoger,
no te hundas en los opuestos y evita las dicotomías.


Si hay el menor rastro de sí o de no,
el Espíritu queda olvidado 
en un laberinto de complejidades.
En cuanto tu mente establece el bien y el mal,
surge la confusión y el engaño
y el ego sustituye al Yo Verdadero
al frente de tu vida.

La dualidad existe en razón de la unidad,
pero no te aferres a esa unidad.
Tu Espíritu es el Ser Uno,
no te apegues ni siquiera al uno.

Cuando el Ser Profundo
toma el mando de la vida,
el ego se diluye 
junto con su mar de confusiones mentales.
La complejidad desaparece,
la multitud se unifica
y nada puede ya ofenderte, ni perturbarte.

Quietud y Movimiento
en lo hondo de tu Ser profundo:
permanece en este estado, tu estado natural,
y la sonrisa de tu Ser borrará todo interrogante,
toda mueca de disgusto o desagrado.

Cuando el Ser Profundo llena nuestra vida,
es como si el Ser Profundo no existiera.
Su luz muestra la realidad: Todo es Uno,
sin dicotomías ni ambivalencias.
Lo inofensivo y lo dañino dejan de existir,
nada nos ofende, nada nos turba.

Los sujetos se diluyen 
cuando son liberados de sus objetos,
al igual que los objetos
cuando son liberados de sus sujetos;
el sujeto desaparece tras el objeto,
el objeto se desvanece con el sujeto;
el sujeto se calma en cuanto cesa el objeto,
el objeto cesa en cuando el sujeto se calma.

El objeto es objeto por el sujeto;
el sujeto es sujeto por el objeto.
El Ser que Somos no conoce fragmentaciones;
la mente es la que divide, 
fabricando dualidades.

Sujeto y objeto no existen
en la unidad de nuestro Yo Verdadero;
Sin embargo, son imprescindibles
para que se justifique nuestro pequeño yo,
el ego.

En el Ser, nada son.
Fuera de Él, adquieren apariencia de realidad,
engatusan a los sentidos físicos
y agotan con vaivenes a la mente.