PARA QUÉ LEER

 


-He leído muchos libros, pero me he olvidado de la mayoría. Entonces, ¿cuál es el propósito de la lectura...? - pregunto un alumno a su Maestro.

El Maestro no respondió en ese momento. Sin embargo, después de unos días, mientras él y el joven alumno estaban sentados cerca de un río, dijo que tenía sed y le pidió al joven alumno que le trajera un poco de agua,  con un colador viejo y sucio que había en el suelo. El alumno se extrañó, porque sabía que era una petición sin lógica. Sin embargo, no pudiendo contradecir a su Maestro, tomó el cedazo (o colador)  y comenzó a realizar la absurda tarea. 

Cada vez que sumergía el colador en el río para llevar  un poco de agua  a su Maestro, ni siquiera podía dar dos pasos hacia él, quedando agua en el colador. Lo intentó  decenas de veces, pero, por mucho que trató de correr, cada vez más rápido desde la orilla hasta su Maestro, el agua siguió pasando por todos los agujeros del tamiz y se perdió en el camino. 

Agotado, se sentó junto al Maestro y dijo: 

-No puedo conseguir agua con ese colador. Perdóname Maestro, es imposible y he fallado en mi tarea. 

-No – respondió el anciano sonriendo –, no has fallado. Mira el colador. Ahora brilla, está limpio, está como nuevo. El agua que se filtra por sus agujeros lo ha limpiado...Y, ahora, respondo a tu pregunta: Cuando lees libros, eres como un colador y ellos son como agua del río. No importa si no puedes guardar en tu memoria toda el agua que dejan fluir en ti, porque los libros,  con sus ideas, emociones, sentimientos, conocimientos y con la verdad que encontrarás entre sus páginas, limpiarán tu mente y tu espíritu, y te convertirán en una persona mejor y renovada. Este es el propósito de la lectura.


(De autor desconocido)

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