La bronquitis aguda no es una enfermedad peligrosa (excepto,
claro está, en casos de riesgo como en pacientes ancianos, con EPOC, con
enfermedades cardiovasculares, etc.). Sin embargo, provoca una tos
dolorosa y un dolor de garganta horrible.
Cuando aparece, uno se siente cansado, febril y con la voz ronca, y también sufre dolor de cabeza y tiene flemas que incluso pueden adoptar una tonalidad oscura.
Cuando aparece, uno se siente cansado, febril y con la voz ronca, y también sufre dolor de cabeza y tiene flemas que incluso pueden adoptar una tonalidad oscura.
No debe confundirse con la bronquitis crónica, que es una
inflamación permanente o al menos muy habitual y por lo general
provocada por el tabaco. Entraña una tos con mucosidad muy
característica, que precisamente recibe el nombre de “tos de fumador”.
La mayoría de las veces (un 95% de los casos) son los rinovirus
los que provocan la bronquitis aguda. Virus de este tipo infectan a las
personas adultas entre una y dos veces cada año de media, especialmente a
quienes frecuentan aglomeraciones de gente.
Aunque no es grave, lo más sensato es favorecer -y sobre todo acelerar- la curación a través de los medios naturales que tenemos a nuestro alcance.
Cómo se desarrolla la bronquitis aguda
Los rinovirus, la causa más común de bronquitis aguda, viven en la nariz, como su propio nombre indica (“rhino” es una palabra griega que significa nariz, como puede verse en términos como otorrino o rinoceronte, entre otras).
Este virus se reproduce en la nariz y desciende por la garganta y la
tráquea hasta llegar a los bronquios, que reaccionan inflamándose. En
ese punto las mucosas se inflaman y se enrojecen, y las células
caliciformes fabrican moco.
Con la tos el organismo expulsa poco a poco ese moco, y con él se
eliminan también productos de la inflamación, células muertas y
antígenos (microbios) destruidos por el sistema inmunitario.
Una bronquitis aguda dura en principio una semana y puede tratarse con
soluciones totalmente naturales. No obstante, hay que visitar al médico
si la respiración se complica tanto que se llega a tener la impresión de
que falta el aire, si se tose sangre, si la fiebre supera los 39º C o
si los síntomas no mejoran después de siete días.
Qué es lo que hace la medicina convencional contra la bronquitis
Lo primero es empezar siempre por auscultar los pulmones con un
estetoscopio. Si efectivamente se trata de una bronquitis su médico
escuchará ruidos ásperos, tanto en la inspiración como en la espiración,
provocados por las secreciones de moco en los bronquios. Este
característico ruido tiene incluso un nombre específico: roncus.
En la medicina convencional se le prescribirían entonces antitusivos
para calmar la tos, analgésicos (paracetamol, aspirina…) para disminuir
los dolores y la fiebre, expectorantes para fluidificar las secreciones
bronquiales y tal vez antibióticos para combatir posibles infecciones.
Pero, ¡ojo! La fiebre es una reacción de defensa natural contra
los virus. Cuando la temperatura del cuerpo aumenta, la velocidad de
reproducción de los virus (es decir, su virulencia) disminuye. A 40º C
la mayoría de los virus dejan de reproducirse por completo, y es
entonces cuando al cuerpo le resulta más fácil librarse de ellos
definitivamente. Por tanto, haciendo bajar la fiebre también nos
arriesgamos a facilitar de nuevo la proliferación vírica.
Por su parte, la tos también es un mecanismo útil -e incluso
vital- para expulsar de los pulmones las sustancias nocivas y
peligrosas. Hay que ser muy prudente a la hora de cortar la tos con
medicamentos, ya que hay medicamentos que funcionan bloqueando el acto
reflejo de toser a nivel cerebral. No se debe dejar que el moco y los
gérmenes se acumulen en los pulmones, pues se favorecería la
proliferación bacteriana y se corre el riesgo de desarrollar una
peligrosa neumonía.
Respecto a los antibióticos hay que ser muy claros: no valen para
absolutamente nada en caso de bronquitis vírica y deben reservarse para
las bronquitis de origen bacteriano.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Richmond (EEUU) publicado
en 2006, sólo el 5% de las bronquitis tienen un componente bacteriano y
necesitarían ser tratadas con antibióticos.
Los antibióticos matan a las bacterias y las levaduras, pero nunca a los
virus. La diferencia entre unos y otros es que las bacterias son
organismos vivos en sí mismos, mientras que los virus son pequeñas
entidades biológicas que no pueden existir fuera de las células a las
que colonizan.
En caso de que su médico le prescriba antibióticos para tratar una
bronquitis, mi consejo es que trate de confirmar con él si su origen es,
efectivamente, bacteriano. Asimismo, no insista para que le prescriba
antibióticos cuando él no lo considere.
Y es que tomar antibióticos en caso de bronquitis vírica no hará otra
cosa más que retrasar la curación, ya que además los antibióticos dañan
el sistema inmunitario destruyendo la flora intestinal protectora.
Por el contrario, no dude en tomar acetilcisteína si se lo prescriben como fluidificante y expectorante.
La acetilcisteína es un derivado aminoácido que estimula la producción
de glutatión, el antioxidante natural más potente del organismo. De
hecho, yo suelo recomendar acetilcisteína como complemento para
estimular el sistema inmunitario. Además, fluidificar las secreciones
para expulsarlas mejor evita que se irriten las mucosas.
Dicho esto, debe saber que se puede plantar cara a la bronquitis de
forma contundente y totalmente natural. Y por eso hoy le traigo varias
de las mejores soluciones a su alcance, entre ellas algunas recetas de
remedios que podrá preparar en su propia casa.
AGUA. beba dos litros de agua al día
Para empezar, y sin duda su médico se lo habrá recomendado en más de una
ocasión, es muy importante que beba dos litros al día, ya sea a través
de agua, de tés o de tisanas.
Cuanto más hidratado esté, más fácilmente expulsará las secreciones bronquiales, ya que serán menos pegajosas.
Además, beber líquido caliente alivia tanto la garganta como los
bronquios, de ahí que sea bueno apostar por las infusiones. El
eucalipto, el anís, el hinojo, el regaliz, el hisopo, la mirra, el
saúco, la verbena y el tomillo son plantas particularmente indicadas
para tomar en tisana en caso de bronquitis, ya que tienen notables
efectos expectorantes.
Pero, tal y como va a ver, también puede actuar de forma aún más directa.
TOMILLO. Aproveche todo el potencial del tomillo
El tomillo funciona no sólo como fluidificante, sino también como antiinflamatorio.
Las inhalaciones de tomillo disuelven el moco y estimulan la
expectoración. Si quiere probarlo sólo tiene que poner unas cuantas
gotas de aceite esencial de tomillo en un gran bol de agua muy caliente o
preparar una infusión de ramitas de tomillo en un poco de agua que
acabe de arrancar a hervir. Cúbrase la cabeza con una toalla para
impedir que el vapor se escape mientras inhala la preparación durante 15
minutos.
No obstante, también existe otro preparado especial antibronquitis a base de tomillo que podrá preparar en su propia casa y que le resultará de lo más eficaz. Esta es la receta:
- Mezcle 30 g de tomillo (Thymus vulgaris),15 g de llantén menor (Plantago lanceolata, también conocido como siete venas) seco y 10 g de raíz de regaliz (Glycyrrhiza glabra, que podrá adquirir en establecimientos especializados).
- A continuación vierta sobre la mezcla de hierbas un litro de agua que acabe de romper a hervir y deje en infusión 10 minutos antes de filtrar.
- Beba una taza tres veces al día.
RÁBANO NEGRO Y CAPUCHINA contra la multiplicación de los virus
Además de actuar sobre los síntomas, es importante combatir el virus
desde el mismo origen de la bronquitis. Y para ello también hay
sustancias naturales que pueden servir de ayuda.
El aceite de mostaza es un antibiótico natural que puede
combatir las bacterias y también los virus, impidiendo que se
multipliquen. Es un producto que encontrará en el rábano negro (también
conocido como rábano picante o remolacha negra de invierno) y en las
capuchinas.
Y es que en realidad se trata de un glucosinolato, es decir, un
componente característico de las plantas de la familia de las crucíferas
(entre las que, además del rábano, se encuentra la col, por ejemplo) y
de las tropaeoláceas (la familia a la que pertenecen las capuchinas).
Investigadores del Instituto de Medicina Medioambiental e Higiene
Hospitalaria de Friburgo (Alemania) descubrieron en 2005 que el aceite
de mostaza derivado del rábano picante y de la capuchina actúa contra el
conjunto de los 13 gérmenes patógenos (es decir, origen de
enfermedades) que habían sido testados. Los investigadores demostraron,
entre otras acciones, su eficacia contra los rinovirus, la causa más
frecuente de bronquitis aguda.
Estas son las mejores formas que yo conozco para usar el rábano negro (picante) como remedio antibronquitis:
- Cojín de rábano picanteRalle un rábano negro muy fino y extiéndalo sobre un paño de algodón que doblará por las esquinas, como si quisiese hacer con él un cojín. Acuéstese boca arriba y coloque el paño con el contenido sobre el pecho, encima de la zona en la que nota los bronquios inflamados, unos 10 minutos. ¡Ojo! Si siente que le quema demasiado, retírelo antes.
- Miel de rábano picanteMezcle 1 cucharada sopera de rábano picante recién rallado con 3 cucharadas soperas de miel y déjelo reposar unas cuantas horas. Tome una cucharadita de la mezcla 3 veces al día, hasta que disminuya la inflamación, y manteniendo siempre su contenido en la boca un instante antes de tragarlo.
Si esto no es suficiente
Si todo esto no fuese suficiente puede adquirir en una tienda “bio” especializada papaína y bromelaína (también conocida como bromelina).
Se trata de dos enzimas capaces de destruir las proteínas inflamatorias y
de estimular las células del sistema inmunitario encargadas de atacar a
los microbios, los virus y los restos de células muertas.
Al mismo tiempo, alivian las mucosas inflamadas y neutralizan la tos seca, irritante y dolorosa. Elija comprimidos gastrorresistentes (capaces de resistir a la acidez del estómago), condición indispensable para que sean realmente eficaces.
Si no tiene fiebre, puede también probar a “irradiarse” los bronquios una vez al día con una lámpara de infrarrojos (no provoca ninguna radiación radiactiva ni peligrosa).
Exponga su pecho a la lámpara de infrarrojos caliente y a una distancia
de un metro durante un cuarto de hora. Eso hará disminuir más rápido la
inflamación
¡A su salud!
Juan-M. Dupuis en Tener Salud
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