La meditación es curiosidad. La curiosidad es la fuerza que mantiene activa la meditación, la que lleva a cabo la mirada y la intensifica, permitiendo al meditador salir de la mente, dejar a un lado los pensamientos, vaciarse de creencias, liberarse de la auto-imagen, soltar las cargas de la historia personal… y finalmente, establecerse en el profundo asombro de sí mismo.
Meditar para conocerse implica ya de por sí cierta madurez. Parte de la premisa de que no te conoces, de que no sabes quién o qué eres. Aquél aspirante que en su ignorancia crea conocerse no encarará la práctica con la actitud y disposición adecuada. La intensidad y la apertura necesaria para profundizar en la meditación se derivan del espacio de inmensa perplejidad que abre la advertencia de que no te conoces.
La meditación como vía de auto-conocimiento nace de la curiosidad, y ésta a su vez se activa y potencia a medida que el aspirante se va dando cuenta, lleno de asombro, de que el cuerpo-mente que creía ser tiene vida propia. Interrogantes como: ¿de dónde surgen estos pensamientos?¿y estos deseos? ¿y estos actos?¿y esta forma de hablar?¿y estos gestos?¿y está contradicción? van calando y obligando a observar cada vez con más claridad y profundidad el funcionar impersonal del redescubierto cuerpo-mente.
En la meditación formal, cuando te sientes, no trates de obtener un resultado, no te esfuerces por alcanzar un objetivo determinado. Por ejemplo, no trates de lograr “dejar la mente en blanco”. Que la finalidad de la meditación no sea alcanzar un estado en concreto sino más bien entiende la meditación como un observatorio, como un espacio abierto y vibrante para observar, para conocer de un modo directo y vivo la experiencia presente, tal y como se muestra.
Permite que la curiosidad acampe a sus anchas en la apertura que crea la meditación y dale rienda suelta para que juegue libremente en su hora de recreo, donde pueda sin restricciones expresarse, mirar, conocer, indagar y descubrir cuestiones vitales, como por ejemplo: qué es la experiencia, de qué está hecha, dónde aparece…
La calidad de la meditación dependerá de si es llevada a cabo por la curiosidad de realizar la verdad de la experiencia y de ti mismo, desde ese asombro y apertura, o de si, por el contrario, se realiza desde el esfuerzo personal en busca de un nuevo logro que refuerce tu falsa identidad.
Fuente: Datelobueno
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