Cuando comience a practicar la meditación, comprobará que su mente no colabora en absoluto. Se trata del ego o “mente emocional” que se defiende para no ser extinguido por las fuerzas superiores de la conciencia espiritual. Lo último que desean el ego y las emociones es ser controlados: se deleitan en el circo cotidiano de las diversiones sensoriales y la algarabía emocional, aun cuando ese juego merma la energía, degenera el cuerpo y agota el espíritu.
Cuando sorprenda a su mente llevada por la fantasía o distrayendo la atención de la alquimia interna hacia los fenómenos exteriores, puede aplicar seis maneras diferentes para “atrapar al mono”, imponer la voluntad sobre la emoción, clarificar la mente y restablecer el foco interno de conciencia en un único punto;
1.-Vuelva la atención a la entrada y salida del aire por las ventanas de la nariz, o a la energía que entra y sale por un punto vital, por ejemplo, el situado entre las cejas
2.-O centre la atención en la elevación y descenso del ombligo, la expansión y contracción del abdomen al inspirar y espirar.
3.-O bien, con los ojos entrecerrados, centre la vista en la llama de una vela o en un mandala (dibujo geométrico de meditación). Concéntrese en el centro de la llama o dibujo, pero también abarque los bordes con la visión periférica. La concentración necesaria para hacer esto suele desalojar todas las demás distracciones de la mente.
4.-También puede hacer unos minutos de mantras, las “sílabas sagradas” que armonizan la energía y centran la mente. Aunque normalmente los mantras se asocian con las prácticas hindú y budista tibetana, los taoístas también los han empleado durante muchos milenios. Las tres sílabas más eficaces son "Om Ah Hum"(ver). Otros mantras, como "OM" y "Om Mani Padme Hum", por ejemplo, son igualmente eficaces.
5.-O practique el ejercicio “Vibraciones sobre el Tambor Celeste”,(ver) como técnica para enfriar y recoger la energía. Las vibraciones tienden a alejar los pensamientos discursivos y las distracciones sensoriales de la mente.
6.-O también, imagínese alguna deidad o símbolo sagrado que tenga significado para usted. Visualícela brillando sobre la coronilla de su cabeza o suspendida delante de usted. Cuando la mente ya se haya serenado, deje desvanecerse la visión y vuelva a concentrarse en la técnica de meditación que estaba practicando.
Daniel Reid: El Tao de la salud
Daniel Reid: El Tao de la salud
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