Cierra los ojos, un momento, y averigua si hay vida dentro de tus manos. Con esto me refiero a hacerte consciente de la sutil sensación de vida que hay dentro de ellas.
Pasa después a los pies. Mantén la atención en ellos, durante un minuto, más o menos, y empieza a sentir las manos y los pies al mismo tiempo.
A continuación, incorpora otras partes de tu cuerpo - piernas, brazos, abdomen, pecho, etc. - a esa sensación, hasta que seas consciente del cuerpo interior como una sensación global de vida.
Intenta sentir el cuerpo interior cuando escuches a alguien.
Casi parece una paradoja: Cuando estás en contacto con el cuerpo interior, ya no te identificas con tu cuerpo ni te identificas con tu mente.
La conciencia del cuerpo interior no solo te ancla en el momento presente: es también una puerta para salir de la prisión que es el ego.
Gnosti te auton: conócete a ti mismo. Estas palabras estaban grabadas sobre la entrada del templo de Apolo en Delfos, sede del sagrado oráculo.
¿Y quién eres tú? La conciencia que se ha hecho consciente de su propia existencia.
Eckhart Tolle en Un Mundo Nuevo ahora
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