"Reinventarse no quiere decir
convertirse en alguien distinto a quien se es, sino sacar a
flote nuestro verdadero ser” Mario Alonso Puig, médico
especialista en Cirugía Cerebral y
del Aparato Digestivo, miembro de
la Academia de Ciencias de Nueva
York y autor de Reinventarse: tu segunda oportunidad (Ed. Plataforma), su
último libro tras Madera de líder y
Vivir es un asunto urgente
¿Hay que tener "madera de líder" para "reinventarse", teniendo en cuenta que "vivir es un asunto urgente"?
El concepto de liderazgo admite mucha discusión. Para
mí, un líder es una persona que se atreve a traspasar el
umbral de lo desconocido y entra en una zona de incertidumbre,
donde se produce el verdadero crecimiento,
la auténtica evolución personal. Cuando una persona
sale de su zona de confort y empieza a explorar en su
interior cosas que no conoce –y que si conociera le
proporcionarían mucha más ilusión y confianza– está
haciendo un ejercicio de liderazgo y heroicidad.
¿El líder nace o se hace?
Todos tenemos un elemento genético que, de alguna
manera, está dentro de nuestra esencia: tenemos esa
capacidad de trascender el umbral de lo conocido y
entrar en lo desconocido. Pero también podemos entrenar
el carácter, es decir, el conjunto de conductas que
nos van a ayudar a sacar lo mejor de nosotros mismos
y a inspirar a otros con nuestro ejemplo.
¿Por qué nos cuesta tanto salir de la zona de confort, aunque
nos sintamos estancados en nuestra comodidad?
Porque la zona de confort o status quo cubre dos de las
necesidades básicas del ser humano. La primera es la
necesidad de control: en la zona de confort uno tiene
la sensación de que puede predecir, de que puede controlar
lo que sucede. Y no suelen gustarnos las cosas
que no son predecibles. La segunda es la sensación de
significancia: nos sentimos importantes porque controlamos
o dominamos algo. Salir de esa zona de confort
es olvidarse de esas necesidades y entrar en la zona de
incertidumbre en un mundo donde a lo mejor hay que
partir de cero y aprender nuevas competencias. Ante
ello, podemos tener la sensación de perder la identidad,
y eso nos da mucho miedo.
Afirmas que cuando alguien entra en la incertidumbre, la
naturaleza le ha hecho un regalo…
Sí, porque aumenta su espíritu
explorador, su capacidad de atención,
su creatividad… El cerebro
humano está absolutamente dotado
para hacer frente a la incertidumbre.
Citaré tres mecanismos que se
activan y que nos dan capacidad
de adaptarnos. En primer lugar,
aumenta el riego sanguíneo en una
parte de la corteza cerebral llamada
área prefrontal, básica en los procesos
de creatividad y en la toma de
decisiones. Como resultado de este
aumento de trabajo neuronal, estamos
más atentos y aprendemos más
deprisa. En segundo lugar, aumenta
el número de neuronas de una zona
del lóbulo temporal del cerebro
llamado hipocampo. Esto favorece
el control de los centros del miedo
y eleva los niveles de dopamina,
potenciando nuestro interés y
curiosidad para explorar. Y en tercer
lugar, hay un sistema reticular
activador ascendente, situado en
el tronco del cerebro, que activa la
potencia de la corteza cerebral. De
modo que estos tres sistemas –área
prefrontal, hipocampo y sistema
reticular activador ascendente–
colaboran para que nuestro cerebro
sea mucho más capaz.
Pero no todo el mundo se maneja bien
en un entorno incierto…
Si el diagnóstico o interpretación
que hacemos de la situación es:
“Estoy en tierra hostil”, los mecanismos
anteriores no funcionan.
Por el contrario, se ponen en marcha
otros que son útiles para hacer
frente a una amenaza física (porque nos permiten correr muy deprisa,
quedarnos bloqueados o atacar, si es
la única opción que tenemos), pero
nos impiden adaptarnos. Luego es la
forma en que una persona se habla a
sí misma, su diálogo interior, lo que
facilita o impide su adaptación.
¿Es cierto que, tal y como decía Ramón
y Cajal, “todo ser humano puede ser,
si se lo propone, escultor de su propio
cerebro”?
Que el cerebro del adulto es maleable
ya tiene poca discusión. Hoy
sabemos que, cambiando la forma
de pensar, cambiamos los circuitos
cerebrales. Personas ancladas en
una mentalidad negativa favorecen
la muerte neuronal, mientras que
aquéllas que han decidido enfocarse
en lo positivo generan nuevas
neuronas a partir de células madre
cerebrales.
Si “gran parte de nuestro sufrimiento
es optativo”, ¿podemos aprender a
sufrir menos?
Tenemos que asumir que el dolor de
la pérdida –de un trabajo, de un ser
querido, de la salud– es parte de la
vida. Pero hay que ser conscientes
de que nuestra forma de interpretar
una situación es lo que transforma el
dolor en sufrimiento. Es decir, si yo
al dolor de la pérdida de un trabajo
le añado conversaciones internas
del tipo “Esto es una vergüenza”,
“no sirvo para nada”, “y ahora qué
dirán mis amigos”, y me mantengo
en ese estado de ánimo, todo lo que
yo añada de pena, de crispación, de
tristeza, es sufrimiento. Es optativo.
Y puede evitarse.
Tomado de : http://www.marioalonsopuig.com/sites/default/files/pdf/el_arte_de_reinventarse.pdf
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