El primer paso en la iniciación de la práctica del zen es aprender la quietud corporal. Nuestra
generación se justifica por lo que hace, y lo que hacemos lo acompañamos de gestos, de movimientos corporales continuos, realizando un
proceso de identificación con nuestros gestos, los movimientos de la cara
y las manos, nuestra propia estructura corporal, nuestra fisiología y anatomía
. Por ello, cuando te digo que debes guardar quietud absoluta, sentarte verticalmente, asentarte en el suelo, no moverte durante largo rato, algo extraño se produce. Te das cuenta inicialmente de lo dificultoso que es estar sin moverse. Todo tu cuerpo se queja: un picor aquí, un malestar allá. Te das cuenta de que una postura armónica, como es el medio loto, la postura birmana o la tradicional japonesa, te produce múltiples dolores y malestares. A veces sentirás la necesidad imperiosa de moverte, como si te fuera a pasar algo si no lo haces. Esto en si es la dificultad primera. Mas adelante, cuando por fin te disciplinas y aceptas no rascarte, o no mover el pie, o no doblar la columna, aparece otro aspecto que no esperas.
. Por ello, cuando te digo que debes guardar quietud absoluta, sentarte verticalmente, asentarte en el suelo, no moverte durante largo rato, algo extraño se produce. Te das cuenta inicialmente de lo dificultoso que es estar sin moverse. Todo tu cuerpo se queja: un picor aquí, un malestar allá. Te das cuenta de que una postura armónica, como es el medio loto, la postura birmana o la tradicional japonesa, te produce múltiples dolores y malestares. A veces sentirás la necesidad imperiosa de moverte, como si te fuera a pasar algo si no lo haces. Esto en si es la dificultad primera. Mas adelante, cuando por fin te disciplinas y aceptas no rascarte, o no mover el pie, o no doblar la columna, aparece otro aspecto que no esperas.
Al centrar tu atención en la quietud corporal, tu cuerpo deja
de ser la referencia de tu actividad. Tan solo se mueve el abdomen y el
pecho en una respiración autónoma. Tu atención se centra en el hara, o
bajo vientre, como si todo tu cuerpo se concentrara allí. Si sientes dolores y molestias, estos aparecen como una sensación distanciada, que ya
no causa tanta ansiedad, y que lo registrarás como «algo que ocurre».
Te esforzarás en cada momento en estar presente en tu hara, en vivir
desde allí, en respirar desde allí. Esto producirá un profundo cambio en
tu perspectiva. Solo, sentado tranquilamente, en completa quietud, tu cuerpo ya no es el vehículo de tus pensamientos o de tu comunicación
con el mundo. Es simplemente un recipiente del respirar y el cuerpo de
tu práctica.
Las diferentes posturas corporales en el zazen son el aprendizaje de
siglos. Solo hay dos elementos comunes a todas las posturas en las diferentes prácticas del silencio: el asentamiento en el suelo (o en la silla) y
la verticalidad. Estas dos condiciones son esenciales para que la correcta
postura anatómica no produzca problemas en el cuerpo a medio o largo
plazo, y para mantener la adecuada postura energética que permite el
flujo de fuerzas y energía del cuerpo sin bloqueos. La verticalidad, con
el mantenimiento adecuado de las curvas fisiológicas de la columna es
esencial en esto.
Existen múltiples y detalladas instrucciones sobre como
sentarse . ...Las posturas utilizadas con mayor
frecuencia son el loto completo, el medio y cuarto de loto, la postura
birmana, el sentarse tradicional japonés, sobre el banquito o el cojín, y
el sentarse en silla.
Las manos adoptan el mudra del zen, formando la copa u ovalo con
la mano izquierda sobre la derecha, y con los dedos pulgares tocándose en horizontal. De nuevo esto es el resultado de una larga sabiduría
que respetamos, y que permite el ejercicio de la atención y la armonía
corporal.
Tu postura es una postura despierta, para cultivar la atención,
disciplinada y serena, pero al tiempo relajada, no contraída. Es la expresión corporal de tu silencio. Este mudra expresa tu actitud interior. Si tu
atención se pierde tu mudra se deshará. Funcionará en tu práctica como
«un radar» de tu atención.
La verticalidad se adquiere imaginando que tiran de tu coronilla hacia
el techo mientras tu base se mantiene afirmada en el suelo. El cuello es
continuación de la espalda, el mentón se retrae, la boca se mantiene cerrada, los ojos quedan entreabiertos reposando la vista a 45º en la pared
o el suelo. Todo esto se exige para facilitar el tiempo largo en silencio.
Es
mejor buscar la disciplina de la postura correcta que estar luchando durante años con la negligencia del cuerpo. Cuando te sientas en una postura
erecta, haces posible que el cuerpo se relaje y la mente se despierte.
De "Caminando el Zen" (Pedro San Jose Garcés)
Fuente: Espíritu y Zen
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