RESPONMSABILIDAD, SIMPLEMENTE


Como cualquier otro método serio de análisis interior, la meditación silenciosa y en quietud subraya la falacia de atribuir al otro lo que solo a nosotros corresponde. 

En realidad, basta querer algo con la suficiente intensidad para conseguirlo. Suena a utopía, pero nada hay tan indestructible como un hombre convencido. Ningún obstáculo es infranqueable cuando hay verdadera fe. La meditación fortalece esa fe y, con mirada ardiente, derrite los obstáculos que encuentra en el camino como si fueran bloques de hielo incapaces de resistirse al fuego de una pasión.

Uno debe sentarse a meditar dispuesto a entregarlo todo, como un soldado que acude a la guerra completamente solo. Porque a la hora de la verdad, es así como estamos: solos. Al final de un camino siempre estamos solos y, a veces, también a la mitad de ese camino lo estamos. Raramente, en cambio, al principio. Ni la pareja ni la familia ni los amigos… Ni siquiera Dios parece acudir en nuestra ayuda en los momentos decisivos. Todos están muy ocupados en sus cosas, y nosotros debemos estarlo en las nuestras. No se trata de egoísmo o de indiferencia, sino de simple responsabilidad: hay que responder de lo propio. 

En el tribunal de nuestra conciencia, tenemos que dar cuenta de lo que hemos recibido. De lo que vamos a dejar en el mundo antes de morir y abandonarlo.


Pablo dOrs en Biografia del silencio

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