La práctica de zazen no tiene nada que ver con reconfortar, no tiene nada que ver con ayudar al ego a sentirse reconfortado y a salvo.
La verdad es que tú no eres, así que es una verdadera mentira tratar de reconfortar a un impostor, tú.
Confortar, estabilizar o reforzar el sentido del yo individual, o del yo social, o del yo cultural, o de cualquier otro yo que se vaya descubriendo, incluso del yo espiritual..., sòlo conduce a la prolongación del sufrimiento, a la continuación del sueño en el sueño.
En la práctica de zazen el yo debe verse siempre frustrado en sus pretensiones, en sus búsquedas. Debe salir siempre con las manos vacías, porque él no es.
Su reino es ficticio, es una mentira que te puede encarcelar.
Y sin embargo, no vale con que lo creas así, no vale con que lo pienses así, ni siquiera vale con que lo entiendas o lo sientas así.
Ha de realizarse, pero no podrás realizarlo tú.
¡Ha de ocurrir!
¿Por qué ocurre?
¿Cuándo ocurre?
¡No hay relación causa-efecto!
No lo vas a conseguir tú nunca, por muchos zazenes que hagas, ni por muchas ceremonias, o meditaciones, o técnicas que practiques, o ruegos que eleves.
Pero se puede estar disponible, íntimamente disponible. ¡Y entonces puede que ocurra!
Para ello hay que parar. Parar de hablar y hablar. Y de pensar y de elucubrar y de inventar y teorizar y de creer y no creer y de decir lo que es y lo que no es. Y de decir lo que eres y lo que no eres y de sobar conceptos y sentimientos y percepciones y dejar de sustituir la vida por explicaciones y más explicaciones sobre el Universo, sobre la Existencia, sobre el Amor, sobre Dios, sobre...Todo.
Todo eso no es más que tú y tú y tú...y más tú!
Una ilusión, un invento, otro sueño más!
¡Abandónalo ya!
Aquiétate, silénciate, no dejes más huellas, no hagas más seguidores.
Puede que entonces se de el increíble don de caer en la cuenta de verdad, de que lo que piensas, lo que dices, lo que sabes, lo que explicas o lo que predicas, no es más que una opinión tuya, puro condicionamiento de tú...vicisitudes de tu sueño.
Deja, por favor, que todo eso pare. Deja de alimentarlo, de sostenerlo.
Simplemente para y...puede que ocurra y entonces... Todo está bien. Totalmente.
Ten confianza, estate disponible. Íntimamente disponible.
¡Permite que ocurra!
¡Para!
Fuente: Bodhisattva
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