Muchas personas arman el arbolito sin saber por qué lo hacen, ni qué significa, pero cumplen con esa tradición religiosamente.
Otras lo relacionan con la figura de Papá Noel. Sin embargo, sus orígenes se remontan al siglo VIII, según relata la leyenda más conocida, cuando San Bonifacio fue a Germania para convertir paganos al cristianismo. En una noche de Navidad, los germanos intentaron sacrificar un niño, debajo de un árbol, y San Bonifacio, furioso, arrancó el tronco de raíz y emergió de ellas un pino. Con su acción, no solo salvo la vida del niño, también logró que la mayoría de los presentes se convirtieran al cristianismo, ya que lo consideraron un acto milagroso.
Pero fue después, en el siglo XVI, que se empezaron a colocar los árboles de Navidad dentro de los hogares.
La tradición pasó a Gran Bretaña, de allí a Estados Unidos y de ahí llegó a América Latina.
Fuente: History
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