En 1967, un equipo de científicos liderado por Stenphenson realizo el siguiente experimento: encerraron a cinco monos en una jaula en cuyo centro situaron una escalera con unos apetitosos plátanos en lo más alto.
El mono más espabilado y rápido enseguida se aventuró a subir para hacerse con el botín. En ese instante, rociaron al resto de los monos, con un chorro de agua helada.
Al cabo de poco tiempo, los monos dedujeron que cada vez que uno de ellos subía, los que quedaban abajo recibían el castigo del agua helada. Como resultado del aprendizaje, cada vez que alguno de los monos volvía a intentar subir, el resto se lanzaba sobre él y le daba una paliza. Con el tiempo, ninguno de los monos volvió a atreverse a subir, a pesar del delicioso manjar que aguardaba al final de la escalera.
En ese momento, los científicos sustituyeron a uno de los monos y, como era de esperar, el nuevo realizó un intento de subir la escalera , pero fue frenado por el resto y recibió la consecuente paliza. Después de intentarlo en varias ocasiones, desistió definitivamente pese a que nunca entendió el porqué de tantos golpes.
Un segundo mono fue entonces sustituido y ocurrió exactamente lo mismo. En esta ocasión, el primer sustituto se apuntó con entusiasmo a propinarle la paliza al novato.
Los científicos fueron cambiando uno a uno a los monos hasta que no quedó ninguno de los originales. Cinco monos que habían cejado en su empeño de subir a por los plátanos, y que además golpearían al que se atreviese a ir a por ellos, a pesar de no haber recibido jamás el chorro de agua.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería:
"No se, aquí las cosas siempre se han hecho así ..."
"Es más fácil desintegrar un átomo que un preconcepto" Albert Einstein
Fuente: Crea/erlo
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