"HSIN SIN MING" Poema Zen





Los juicios bloquean el fluir natural de tu Ser Profundo
e irritan la mente, que necesita silencio.

No te detengas ni en las complicaciones exteriores,
ni en el vacío interior.

No persigas el mundo sometido a la casualidad,
no te aferres a las apariencias, a las cosas opuestas.
  
Acéptalas con imparcialidad
y no perderás el tiempo en elecciones insubstanciales.

Si el Espíritu permanece en paz en el Uno,
éstas perspectivas desaparecen,
el dualismo se desvanece por sí mismo.

Siguiendo la dualidad, te estarás extraviando,
irás lejos del centro, que es donde se halla el equilibrio.

Si vas de uno a otro,
hacia cualquiera de los innumerables opuestos,
perderás de vista el Todo,
no podrás adquirir consciencia del Uno.

Cuando la actividad cesa y la pasividad prevalece,
ésta, a su vez, no es sino más activa:
la Quietud es Movimiento;
el Movimiento es Quietud.

Quietud y Movimiento,
eso, Todo, eres Tú.

Tu Yo Verdadero es Uno y es Todo;
e ineludiblemente es, a la vez, Ser y No Ser.

Decidir lo que es, es determinar lo que no es.
Pero determinar lo que no es te puede ocupar tanto que se convierta en lo que es.

Cuando la Unidad de Todo no es comprendida

hasta el fondo, 
el error se manifiesta de dos maneras:
el rechazo de la realidad,
que puede llevar a su negación;
y detenerse en el vacío,
que puede llevarte a una contradicción contigo mismo.

Frases huecas, juegos del intelecto,
cuanto más te entregas a ellos
más olvidas tu Esencia,
más alejas tu cuerpo y alma de tu Ser Profundo,
más protagonismo adquiere el ego
y más limitada conviertes tu existencia.

Deja de hablar y especular
y tu Yo Verdadero todo lo inundará,
todo lo absorberá, todo será.

Si suprimes los discursos, opiniones y elecciones,
no habrá lugar al que no puedas ir libremente,
nada te será imposible.

Hsin Sin Ming es un Poema  de Seng Tsan, clasico maestro zen, que nos refleja el bello encuentro entre el Zen y el Taoísmo. (publicación parcial del poema)

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