"Iluminar" significa literalmente ilustrar el entendimiento con estudios, o ilustrar espiritualmente el ser interior alumbrando lo que antes estaba oscuro o confundido. Quienes describen experiencias de iluminación hablan de un desplazamiento con respecto a los parámetros ordinarios; sus formas de ver el mundo son de pronto marcadamente distintas de las que tenían antes de la experiencia. Muchos individuos dicen no haber vuelto ya a ser los mismos, y cuentan que su sentido de individualidad y separación se ha evaporado, con frecuencia de modo permanente.
Dicha alteración deja a estos seres iluminados en un estado de libertad. Siguen siendo quienes eran, y a la vez no lo son; continúan desenvolviéndose en sus vidas a través de sus cuerpos físicos, y sin embargo no existe ya una limitada identificación con el cuerpo ni con la mente. Para algunos, incluso el mundo mismo desaparece en su calidad de algo más que una mera ilusión.
Quienes alcanzan la iluminación se liberan, se sueltan de las ataduras del sufrimiento y de las limitaciones de cualquier clase. Son absolutamente libres, y están extraordinariamente despiertos.
La iluminación es una aspiración de muchos buscadores ―independientemente de su religión y lugar de nacimiento― que, con frecuencia, han sido perseguidos durante décadas o vidas enteras.
Hay quienes creen que la iluminación sucede principalmente en el momento de nacer. Algunos dicen que el que un hombre o una mujer alcancen la iluminación, en el transcurso de su vida, tiene que ver con el destino o karma. Otros lo describen como el resultado natural de una práctica espiritual seria y diligente, y también hay quienes afirman que es algo que puede sucederle a cualquier persona, en cualquier momento, al percibir y comprender plenamente aquélla que ha sido siempre su verdadera naturaleza.
Por otra parte, algunos maestros de la no-dualidad han llegado a decir que no hay tal cosa como un individuo que pueda iluminarse, puesto que no existen seres separados.
Este libro dirige su atención a aquellos seres que no se hallaban en estado de consciencia plena en el momento de nacer, sino que pasaron por un patente proceso de transformación que, para algunos, fue beatífico y extático, y, para otros, arduo o aterrador.
Se aprecia una cualidad notablemente distinta en aquella persona que ha vivido la experiencia reveladora y transformadora que conduce a la iluminación. Puede que su semblante refleje serenidad, humor y dicha inocente, o que sus rasgos muestren la dureza de largos años de austeridad; puede que incluso parezcan los rasgos de un loco. Pero en esa persona se ha hecho una profunda realidad el vivir con plenitud en el momento presente: un hondo sentimiento de relajación emana al comprender que no hay ningún otro lugar al que ir ni ninguna otra cosa que hacer. En contraste con la naturaleza finita, limitada, del ser individual, en esa persona se observan magnanimidad y espaciosidad, y quizá se trasluzca en ella una aparente indiferencia absoluta, o un desapego, hacia el mundo y las normas sociales.
Los seres iluminados desprenden a menudo una dulzura que atrae a los demás hacia ellos como a osos atraídos por la miel; o, por el contrario, algunos hacen gala de un aislacionismo malhumorado, repelente u obsceno que hace alejarse a todos, salvo a los más persistentes y dignos aspirantes.
Aunque muchos seres iluminados se recluyen, manteniéndose en el anonimato, otros están a disposición de los miles de devotos que acuden a ellos en busca de bendiciones y enseñanzas, de respuestas a sus más íntimas preguntas, de un modo de liberarse de sus problemas y preocupaciones mundanos y, por último, en busca de su propia liberación.
La iluminación parece misteriosa y elusiva a quienes no han despertado, y, sin embargo, es para los seres liberados un estado común y natural.
Los místicos, maestros, santos y sabios que aparecen en estas páginas, procedentes de las tradiciones espirituales del mundo o de sus propios senderos espirituales, han expandido su experiencia individual hasta abarcar el aspecto cósmico o universal de la vida humana. Han alcanzado, o al menos han saboreado, aquello tan deseado pero que escapa a la inmensa mayoría de los seres humanos: intensa paz, felicidad extrema y una profunda comprensión de la verdad. Aunque estos maestros y santos pueden inspirarnos, enseñarnos y mostrarnos cómo encontraron paz en sus vidas, cada uno de nosotros, a nuestra manera, debemos, en última instancia, descubrir nuestros propios caminos hacia la realización, la paz y la felicidad.
¡Que logremos todos despertar un día a quienes verdaderamente somos!
De la introducción al libro: Místicos, Maestros y Sabios
(Robert Ullman y Judyth Reichenberg-Ullman)
Fuente: Nodualidad
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