Viento y agua
Hace unos 5.000 años los antiguos chinos desarrollaron una disciplina inspirada en una mezcla de intuiciones acerca de cómo nos relacionamos con nuestro entorno.
Lo denominaron Feng Shui, que no es otra cosa que “viento” y “agua”. Y ello recuerda, inevitablemente, al entorno natural en el que hemos pasado la mayor parte de nuestra existencia como seres humanos: las grandes praderas, el aire libre y las inclemencias del tiempo y el medioambiente que debíamos afrontar.
En realidad, nuestro cerebro está adaptado todavía a esas condiciones de luz, de amplitud… en las que en términos evolutivos los seres humanos hemos pasado más tiempo.
Y desde luego no lo está para encontrarse de forma permanente en habitáculos fríos, pequeños, cerrados y sin luz, como son muchas de las casas y oficinas en las que la gente se pasa hoy la mayor parte del día.
Esta realidad es algo que conoce muy bien el Feng Shui desde hace milenios. Y por ello aboga por que contemos en nuestra vivienda con formas y elementos que emulen ese espacio natural y nos den seguridad.
Pero también lo están confirmando hoy día, desde un plano eminentemente científico, otras disciplinas como la neuroarquitectura.
¿Cómo afecta a nuestro cerebro el espacio en el que vivimos?
Un entorno positivo para el cerebro puede ayudar a mejorar el rendimiento cognitivo y, además, estimula la creatividad y nos inspira, ayudándonos a ser más positivos.
Todo ello tiene también un impacto en la salud física. Y es que en un entorno que se considera más seguro es más fácil relajarse, bajar la guardia y, por tanto, descansar mejor, con el impacto beneficioso para la salud que ello implica.
De hecho, está comprobado que los seres humanos fabricamos más oxitocina y serotonina (las hormonas del amor y de la felicidad, respectivamente) en los lugares que nos resultan agradables.
Y esto sin duda tiene un impacto enorme en nuestro bienestar a todos los niveles.
Reorganizar el espacio con los elementos que ya se tienen
La mayoría de las veces el Feng Shui no se basa en incorporar necesariamente nuevos elementos en el espacio, sino en simplificar y ordenar lo que ya hay.
Eso por supuesto implica cierta adaptabilidad por nuestra parte.
Como bien dice Marie Kondo, gurú japonesa famosa por sus tips de organización, que han dado la vuelta al mundo a través de internet, “el espacio en el que vivimos debe ser para la persona en la que nos estamos convirtiendo, no para quien fuimos en el pasado”.
Consejos del Feng Shui para transformar su casa con muy poco
Hay que decir que otro de los errores comunes entre quienes se inician en el Feng Shui es preocuparse mucho por el dormitorio, pero muy poco por el resto de estancias del hogar.
Y, en efecto, la habitación en la que se duerme es uno de los lugares clave de la casa, puesto que ahí arranca el día y es donde nos cargamos de energía. Pero no es el único.
Estos 8 consejos que hoy voy a darle sirven para toda la casa y, de hecho, le recomiendo tenerlos muy presentes en cada una de esos espacios. Conseguirán que su hogar se convierta en un templo de inspiración y de estimulación cognitiva:
*Apueste por los muebles con formas redondeadas, pues resultan mucho menos agresivos para el cerebro. Como alternativa al cambio de muebles, asegúrese al menos de que los que tienen picos, cantos y salientes estén fuera de las zonas de paso habitual.
*No ponga estanterías ni objetos sobre lugares en los que se siente, se tumbe… El potencial peligro que supone que se le puedan caer encima genera un enorme estrés inconsciente.
*Las ventanas con vistas a un entorno natural son un salvavidas para el cerebro frente al estrés. Como alternativa, si no dispone de un enclave similar que rodee a su casa, opte por una decoración de estilo natural, con todas las plantas, materiales orgánicos y motivos vegetales que pueda.
*Asimismo, las fotos de bellos recuerdos, las frases inspiradoras… contribuirán a hacer de su hogar un lugar en el que el cerebro se vea “obligado” a pensar de forma positiva.
*El fuego es un elemento que da paz, sugiriendo las ideas de calor, vida y confort. Si no tiene chimenea, apueste por las velas y las luces cálidas.
*Nunca coloque una mesa de espaldas a la puerta, sobre todo si es de trabajo. Esto le hará sentir inseguro y obligará a su cerebro a permanecer alerta.
* “Abra” su casa a sus amigos y allegados. Los estímulos sociales favorecen la producción celular al nivel del hipocampo, ligada a la memoria.
De hecho, el vínculo social también se ha relacionado con una mayor longevidad.
*Ordene con frecuencia, puesto que de ese modo también se reorganizan las ideas y se genera espacio mental para nuevos proyectos.
Uno de los grandes principios del Feng Shui dice precisamente que, según cómo está afuera (en casa), está adentro (en la cabeza).
Dos trucos extra para fomentar la creatividad y la inspiración:
*Cambie con frecuencia ciertos elementos de sitio. Esa es una forma sencilla pero eficaz de salir de la zona de confort y “espabilar” la mente.
*Escuche música (o tóquela) siempre que pueda. Hacerlo en casa vincula ese espacio concreto con un mayor neurodesarrollo.
Además de a mejorar su creatividad, contribuirá a un mejor descanso, ya que el Feng Shui es esencial para el sueño (sobre todo cuando se aplica en el dormitorio).
Luis Miguel Oliveiras en Tener Salud
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