-Por mucho que te esfuerces - le decía el maestro a su discípulo - no lograrás enmendar tu vida, ni alcanzar la iluminación, igual que no podrías hacer salir al sol por tus propias fuerzas.
- Entonces, ¿para qué me hacéis practicar tantos ejercicios de penitencia y devoción y estudio y contemplación? -contestaba el discípulo.
- Para que estés despierto cuando el sol salga .
Carlos G. Vallés
Fuente: Los cuentos que yo cuento
No hay comentarios:
Publicar un comentario