El Profeta dijo: nadie se vuelve hacia atrás
y se lamenta de dejar este mundo.
¡Lo que se lamenta es de haber pensado
que era tan real!
Cuánto nos preocupamos
de las apariencias
y qué poco atendimos a aquello
que se mueve a través de la forma.
«¿Por qué pasé mi vida
negando la muerte?
¡La muerte es la clave de la verdad!»
Cuando escuchas lamentos como ese
di, en voz baja, para ti,
«Aquello que te movía entonces
todavía te mueve,
la misma energía.
Pero ahora entiendes,
perfectamente,
que no eres esencialmente un cuerpo,
tejido, huesos, cerebro o músculo.
Disuélvete en la lúcida visión.
En vez de mirar abajo
hacia la tierra del camino enfrente,
mira hacia arriba: ve ambos mundos,
el rostro del rey, el océano
esculpiendo y llevándote consigo.
Haz escuchado
descripciones de ese mar.
Ahora, flota, confía y goza su moción».
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