MEDITAR DE PIE



Sentarse y meditar se han convertido casi en sinónimos y hay buenas razones para practicar la meditación sentado, en lo que la tradición budista ha llamado los "siete puntos de Vairocana". Esta es la posición que nos permite pasar más tiempo meditando, estar relajados y al mismo tiempo facilita que fluya el prana por el canal central. 

Hay que señalar, sin embargo, que en nuestra época practicar la meditación en posición erguida tiene especial relevancia. Especialmente por nuestros hábitos sedentarios pero también porque permite cultivar herramientas para mantener el estado meditativo en la cotidianidad, al tiempo que nos enfrentamos a situaciones estresantes. 

Por otro lado, el canon pali, recoge del Buda mismo la instrucción de que son cuatro las posiciones básicas para meditar: sentados, caminando, de pie y acostados. Esto nos recuerda que debemos de practicar no sólo sentados y que la meditación y el mismo dharma (para quienes siguen la tradición budista), se debe llevar a cabo constantemente, puesto que, de qué sirve que hayamos meditado si al primer cruce con algo inoportuno o estresante perdemos la calma y el discernimiento.

A continuación, 4 razones por las cuales practicar la meditación en posición erguida:


1. Evita el sedentarismo

Nuestro cuerpo es el resultado de cientos de miles de años de evolución, la mayor parte de los cuales los hemos pasado de pie. Esta es la forma natural de un cuerpo activo y energético. Actualmente pasamos más tiempo sentados, en transportes o trabajando ante computadoras, lo cual ha sido indentificado como uno de los principales problemas de la salud contemporéanea, causa desde problemas de espalda, circulación y hasta depresión, entre otros. 

Si sufres del sedentarismo, la mejor forma de contrarrestarlo, además de haciendo ejercicio, es meditando erguido. No siempre tiene las suficiente energía o espacio para hacer ejercicio, pero siempre es posible levantarte 20 minutos a meditar. Simplemente observar las sensaciones que produce tu respiración a lo largo de tu cuerpo, como se llenan tus pulmones, como el aire pasa por tus fosas nasales, si es caliente o frío, o la sensación que tienes en el abdomen si logras hacer una respiración abdominal, cualquiera de estas, consisten en una excelente forma de meditar, rectificar tu postura y recargar tu energía. 

2. Meditar parado te permite fijar tu atención en el eje vertical

La esencia del yoga, tanto del hinduismo como de sus aplicaciones tántricas en el budismo, consiste en hacer que la energía (prana) fluya por el canal central. Esto por supuesto se puede y se hace generalmente sentados. Sin embargo, cuando meditamos parados y hacemos algún tipo de observación de la sensaciones de la respiración o visualizamos los canales, podemos cobrar una conciencia distinta de cómo fluye el aire por el cuerpo, generalmente con menos bloqueos y obstrucciones. De la misma manera, es importante pararnos cuando tenemos problemas de digestión ya que esto también hace que el intestino y los órganos que participan en este proceso se liberen un poco de la presión que hace una mala postura. 

Para ciertas personas que tienen problemas digestivos, meditar de pie puede ser una forma de avanzar más rápido al evitar el exceso de distracciones con la sensaciones de dolor que se pueden presentar en el estómago. 

Para la filosofía taoísta las prácticas erguidas --como pueden encontrarse en el qi-gong-- son muy importantes ya que su cosmovisión se basa en el principio de que el hombre es la unión del cielo y la tierra, un microcosmos atravesado por la energía yang del cielo y la energía yin de la tierra. Se considera que los pies son la tierra y la cabeza es el cielo, el cuerpo es entonces este vórtice donde se encuentran y purifican estos dos energías, que buscan regresar al origen. 

Esto evidentemente también se puede percibir sentado, pero atender erguidos a la relación cielo-tierra, yang y yin, produce una sensibilidad distinta y en cierta forma hace más fácil identificar los diferentes matices de la energía. A fin de cuentas la posición esencial del ser humano, en la cual se aprecia mejor su naturaleza microcósmica es erguido, algo que puede obserbarse en el dibujo del Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci. 

3. Medita descalzo erguido para sentir la energía de la Tierra

Esto está relacionado con la anterior, pero es importante precisar este punto que realmente sólo puede lograrse cuando meditamos parados o caminando, sobre todo cuando estamos descalzos. 

Casi todas las tradiciones religiosas de la antigüedad entendieron que la naturaleza estaba llena de energía y espíritu. La Tierra, siendo la madre de todas las cosas en la naturaleza, era la gran fuente de energía y sostén. La mejor forma de sentir esta energía de la tierra --su prana o qi-- es meditar y poner atención a las sensaciones en el cuerpo siguiendo la respiración. Una forma de hacer esto es respirando en todo el cuerpo, recorriendo cada parte de la cabeza a los pies, sintiendo las sensaciones táctiles que se presentan sin identificarse con ninguna. Para identificar la energía de la Tierra se puede también abrir las palmas de las manos apuntando hacia abajo y simplemente respirar poniendo atención a las sensaciones. 

4. Medita de pie para aprender a no perder el estado meditativo

Meditar parado a veces puede ser más difícil porque estamos acostumbrados a meditar solamente cuando estamos sentados y estamos cómodos o nos hemos programado para supuestamente relajarnos. Pero meditar parado puede ser igualmente cómodo y relajado, solamente es necesario tener un cierto dominio de la atención. Asimismo, meditar de pie nos introduce a la importante noción de que la meditación no concluye cuando nos paramos del cojín. De hecho si sólo logramos mantener nuestra atención y ecuanimidad cuando estamos en las condiciones perfectas --sentado, en silencio, etc.-- no nos habrá servido de nada la meditación. 

Para extender tu práctica puedes meditar erguido y luego también meditar caminando. También es útil meditar con los ojos abiertos sentado para así poder implementar la meditación en cualquier situación: cuando viajamos en el metro, cuando estamos en una reunión familiar, cuando vamos al supermercado, etcétera. 

Las enseñanzas más altas del tantra tibetano señalan que el estado supremo es la no-meditación, esto es, un estado que mantiene su calma y luminosidad en todas sus actividades, la vida misma sin distinción, es la meditación. Para llegar a esto, evidentemente, hay que meditar mucho antes.

​Fuente: La Armonía

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