Y allí estaba yo, de pie, en la cumbre de la más alta de las montañas y abajo, a mi alrededor, se encontraba el círculo del mundo.
Y mientras allí estaba contemplé más de lo que puedo describir
y comprendí mucho más de lo comprendido hasta entonces;
pues veía de un modo sagrado la forma de todas las cosas en el Espíritu y la Forma de todas las formas, como si todo estuviera unido, cual si fuera un único Ser.
Y contemplé cómo el círculo sagrado de mi pueblo
era uno de los muchos que componen el Gran Circulo,
amplio como la luz del día y como el fulgor de las estrellas en la noche;
y en su centro crecía un árbol majestuoso y florecido,
para cobijar a todos los hijos de una misma Madre y de un mismo Padre.
Y vi que todo aquello era sagrado. Alce Negro (Hehaka Sapa)
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