Relajate, concentrándote en tu respiración, por ejemplo. Lleva tu atención a tu respiración, Observala. Síguela, sin juzgarla ni forzarla, contando tus espiraciones, hasta diez. Si te distraes, vuelve a empezar.
Conecta con el pulso cardiaco, llevando los dedos indice y medio a la muñeca o al cuello, donde habitualemnete se “toma el pulso”. Siente allí los latidos de tu corazón
Una vez que los identificas y los sientes en los dedos, acompasas la respiración.
Deja que tu respiración fluya de forma natural y relajada, sintiendo tus latidos
Entra en tu cuerpo. Imagina que te introduces dentro de tu propio cuerpo. Recórrelo, desde afuera (piel), hacia adentro (organos) Mientras lo haces, puedes agradecer a cada órgano, a cada víscera, a cada sistema, las funciones que realizan en tu favor, sonriéndoles internamente.
Finalmente, zambúllete en el torrente saguíneo y déjate fluir hasta las hasta las celulas.
Imaginate una célula, con su membrana. Respira profundo y sumérgete, traspasando la membrana, al interior de esa célula. Te sientes flotar en el liquido que la compone y ves todos sus componentes. Entra, como nadando, hacia el centro, al nucleo celular, imaginándolo como una gran esfera que puede estar girando, en movimiento. Su membrana es luminosa, brillante.
Llega hasta tu ADN. En una nueva inspiración profunda, la atraviesas. Es como un portal que te traslada al interior del nucleo celular. Y alli te encuentrass con nuestro legado genético, los cromosomas, nuestro ADN. Vemos las hebras las hélices del ADN, moviendose, flotando en el interior de ese nucleo, podemos distinguir las moléculas que las unen y conforman.
Ilumina tu ADN. Ahora, vamos a reconectarnos con la respiración y las pulsaciones del corazon y, en una nueva inspiración profunda, vamos a impulsar, a traves de los latidos, un Haz de Luz que ingresara a la celula llegando al nucleo y a nuestro ADN, iluminando esta cadena, llenándola de Luz, brillante, intensa. (Podemos imprimirle colores: violeta para transmutar, rosa para armonizar, verde para sanar). O, simplemente, observar nuestro ADN, sin juzgar, e iluminarlo, permitiendo que la energia del Amor libere lo que deba liberar, sane lo que deba sanar o, simplemente, ILUMINE…
(Es un ejercicio que, en la práctica, no debe llevar mas de 10 minutos).
Funete: Luz de Levanah
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