LA BELLEZA DE UNA MENTE ENFOCADA



"Concentrar la mente es como encender un interruptor y la sabiduría es la luz resultante. Sin el interruptor no hay luz, sin embargo no debiéramos perder el tiempo jugando con el interruptor. Del mismo modo, la concentración es el plato vacío y la sabiduría es el alimento que nutre".- Ajahn Chah.


La concentración no es tensión, obstinación, apretar los dientes y fruncir el seño esforzándote para mantener tu mente en un punto hasta que te duela la cabeza. De hecho, la concentración no es una actividad alojada necesariamente en la cabeza. Al contrario de esta caricatura, en la concentración recta la mente literalmente descansa sobre un objeto, pudiendo permanecer sin distracciones hasta por más de cuatro horas en el caso de meditadores experimentados. Sin embargo, no hace falta tener esa capacidad para gozar de los iniciales beneficios de la concentración. Estos beneficios incluyen la sensación de claridad, espaciosidad, liviandad, paz interior, y una alegría que surge del interior y que, por tanto, no depende de circunstancias externas. Estos beneficios surgen incluso al lograr algunos minutos de concentración, y para tener algo de la paz interior que resulta de una mente concentrada, necesitamos crear un espacio para ello.

En el camino Budista, la concentración (“samadhi” en sánscrito) es uno de los tres pilares de la práctica, siendo los otros dos “sila” (ética) y “prajña” (sabiduría). Cada uno de estos tres elementos es interdependiente con los otros dos. Una vida ética que está en armonía con su entorno permite que la mente se pacifique lo suficiente como para concentrarse, y la concentración permite la observación profunda y sostenida de los fenómenos para cultivar la sabiduría. 
La concentración pierde sentido cuando se descontextualiza de una vida ética y del cultivo de la sabiduría. Como dice Ajahn Chah, es como ponerse a jugar con el interruptor sin poner atención a lo que la luz está iluminando. De hecho, un francotirador, un corredor de bolsa, un jugador de ajedrez y un león al asecho también tienen buena concentración, sin embargo, es bastante poco probable que esta concentración esté acompañada de un desarrollo de una vida ética o de la sabiduría. Cuando samadhi se acompaña de virtud y se orienta hacia el cultivo de sabiduría se transforma en samyak-samadhi, la recta concentración.


PODRÍAS PREGUNTARTE:
¿Cómo llenas el espacio en tu vida? 
¿Dejas algún espacio para la soledad o todo tu espacio está lleno con quehaceres de TV, chat, o conversaciones sin mucha consistencia? 
¿Te cuesta estar sólo/a contigo mismo/a? 
¿Qué tan densamente tienes organizada tu vida? 
Cuando describes lo que haces día a día, ¿te suena como una agenda impuesta y llena o como una vida que te gusta vivir? 

EJERCICIOS a PRACTICAR:

Lleva paz a tu vida. Si tu vida está colmada de ruido, puedes comenzar por crear 5 minutos de paz al día; si ya tienes alguna rutina de tiempo de paz al día, puedes intentar dejar un día al mes para hacer un día de silencio o unirte a una jornada de meditación; si ya haces esto, puedes planificar hacer un retiro de una semana o 10 días una vez al año… Da un paso acorde a tu voluntad y tus circunstancias y disfruta lo que puedes hacer más que lamentarte por lo que no puedas hacer.

Observa la respiración. Una práctica sencilla de concentración consiste en llevar tu atención de manera sostenida hacia tu respiración donde sea que la sientas (por ejemplo, en el pecho, el abdomen o la nariz). Cuando se practican estados avanzados de absorción concentrativa (jhanas) se pone la atención en las sensaciones táctiles de la respiración entre la nariz y el labio superior, sin embargo, para cultivar la concentración en general, es válido observar la respiración en cualquier parte del cuerpo.

Elije un punto de concentración. Si nunca antes lo has hecho, es recomendable observar la sensación de tu abdomen inflándose y desinflándose en la inhalación y la exhalación, por ser una sensación fácil de sentir y porque esto baja la energía desde la cabeza al bajo vientre, lo cual en general paz al activar la respuesta de relajación. Una vez que elijas tu punto de concentración, trae tu atención a ese lugar una y otra vez, amablemente, por algunos minutos, sin preocuparte porque surjan distracciones y pensamientos. Simplemente regresa a tu foco una y otra vez. 

Cuenta tus repiraciones. Otra herramienta útil consiste en contar mentalmente tus respiraciones de 1 a 10: inhala, exhala, uno… inhala, exhala, dos, etc. y cuando llegas a 10 comienzas de nuevo desde el uno. Si te pierdes antes de llegar a 3 (como pasa a veces) o cuando sigues contando hasta 24, 25, 26…(¡como también pasa!), simplemente vuelve a uno, sin juicios, sin premios, sin castigos. Día a día, pacientemente fortalece y conserva tu energía mental a través de cultivar esta mente concentrada, flexible y clara.


Aunque sea invisible, la mente es la fuente de todo lo que manifestamos en el mundo, por lo tanto, cultivar tu mente es el regalo más valioso que puedas ofrecer a todos los seres.


Fuente y artículo completo en: Red Mind Fulness

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