LA LOCURA. Cuento Sufí



Se cuenta que hubo, una vez, un santo sufí, llamado Hijira, a quien se le apareció  un ángel, en un sueño, y le dijo que debía almacenar tanta agua  del pozo comunitario como le fuera posible, porque, a la mañana siguiente, el agua  iba a ser envenenada por el diablo y todo aquél que la bebiera se volvería loco.

Se levantó y, durante toda la noche el sufí estuvo almacenando agua en todas las vasijas de que disponía. Y lo predicho sucedió realmente: a la mañana siguiente todo el que bebía agua se volvía loco. A la caída de la tarde, toda la ciudad se había vuelto loca. Solamente el anciano sufí Hijira no estaba loco. Pero todos hablaban de él como si se hubiera vuelto loco. El sabía lo que había sucedido y lo contaba, pero nadie le creía. De modo que siguió bebiendo su agua y se quedó completamente solo.

Todos le miraban con desprecio y burla.  Todos vivían en un mundo completamente distinto. Nadie le hacía caso. Decían que estaba loco y que debía ingresar en prisión. No sabía qué hacer. No podía seguir así, estaba muy apenado. Había tratado de ayudar a los demás a recordar su pasado, pero lo habían olvidado todo. No recordaban nada  de lo que había existido antes de esa maldita mañana. No podían comprenderle; el santo sufí se había vuelto incomprensible para ellos.

Una mañana, fueron a apresarle. O aceptaba ponerse bajo tratamiento, como si estuviera enfermo, o lo enviaban a prisión, pero no iban a dejarle libre; le tenían por absolutamente loco. Lo que decía no podían comprenderlo; hablaba un lenguaje diferente, extraño, disparatado. 

Rodearon su casa y le apresaron. Entonces les pidió, "Dadme un minuto. Yo mismo me pondré bajo tratamiento".Fue al pozo comunitario, bebió del agua y se volvió tan loco como ellos. Ahora toda la ciudad estaba feliz; el sabio sufí acababa de recuperar su cordura, ya no estaba loco, decían. 

(De autor deconocido)

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