ATENDIENDO AL CUERPO
(En tu postura habitual de meditación)
...Lleva tu atención al cuerpo...Nota cómo lo sostienes y cómo se siente.
...Partiendo desde ese punto, deja con cuidado que el cuerpo se estire hacia arriba. Deja que la espina dorsal se yerga -esto conduce hacia la cualidad de atención y a un estado mental de alerta-.
Con la espina dorsal actuando como una columna central y eje del cuerpo, deja que el resto de tu cuerpo se ablande y se relaje alrededor de ella.Sé amigo de tu cuerpo. Permítele relajarse y descansar.
Nota si existe alguna tensión en los músculos de la cara… los hombros… el vientre. Cuando encuentres alguna tensión, la relajas con delicadeza. Permite que los músculos alrededor de los ojos se suavicen y deja que los hombros caigan un poco. Relaja y amplía el vientre… en completa relajación.
Percibe el cuerpo dentro del espacio de nuestra conciencia.
Descansa dentro de la facultad de conocer que opera todo el tiempo, enfocando en el cuerpo.
LIMITANDO NUESTRA ATENCIÓN A LA RESPIRACIÓN
Una vez que el cuerpo esté bien asentado y nuestra postura se encuentre firme y estable, limita tu atención a descansar en la respiración. No cambies la respiración para que sea más prolongada o profunda… no la controles de ninguna manera… solo siente como respira el cuerpo, permitiendo que este sencillo ritmo sea el foco de tu atención, como si el cuerpo fuera un gran campo abierto… un espacio amplio.
Localiza las sensaciones que produce la respiración.
Encuentra el centro de la respiración sintiéndolo como si fuera el centro de un “mandala” o de una flor.
Siente al cuerpo respirar. Sigue cada inspiración, de principio a fin… cada expiración, de principio a fin.
TRABAJANDO CON LAS DISTRACCIONES
Si la mente escucha un sonido y se deja llevar por él, o se queda atrapada en un recuerdo o una idea… un eco del día, o cualquier otra cosa que llame la atención y nos distraiga de la respiración, trata a tu mente con una actitud atenta y amable. Coopera… colabora con la mente. No resistas ni pelees con ella.
Cuando notas que la mente se ha distraído y se aleja, consciente y con suavidad, deja de apegarte a lo que ha llamado su atención. Relaja y deja ir. Vuelve al centro. Permite que los sonidos, los pensamientos y las sensaciones del cuerpo se queden en la periferia. Deja que la colección de sensaciones de la respiración se sitúe en el corazón de tu atención, como punto de enfoque.
Lentamente, deja que la atención descanse cada vez más estable en el momento presente. Permite que los pensamientos ocurran, aquí y ahora y, sencillamente, deja que surjan y desaparezcan. Por el momento, simplemente permite que la atención descanse en la respiración.
DEJANDO IR LA RESPIRACIÓN Y DESCANSANDO EN EL SABER
Si encontramos que la mente se ha estabilizado, descansando más fácilmente en el momento presente, y permanecemos conscientemente atentos a los sonidos que oímos, las sensaciones que surgen y los distintos hilos de nuestros pensamientos, entonces podemos dejar ir la sensación de la respiración como enfoque central. Deja ir la agrupación de sensaciones que acompañan a la respiración como centro de tu espacio consciente.
Experimenta la amplitud del campo abierto de la mente, dejando ir el enfoque particular de la respiración. Permite que la respiración sea un objeto más… un patrón más de la experiencia, que toma forma en el campo de nuestra mente.
Nota el peso del cuerpo sobre el suelo; los sonidos de los automóviles, los pájaros y la gente; nuestros distintos pensamientos y estados de ánimo; las emociones que surgen, como el cansancio o la inspiración; los recuerdos y propósitos… así como ocurren en el campo de la mente.
Permite que tu corazón descanse en la cualidad del saber... del observar. Siente el fluir de los patrones de la experiencia.
Suelta el contenido y deja ir las historias. Simplemente, sé testigo de todo y conócelo como formas de la naturaleza que surgen, toman forma, cambian y se desvanecen.
Sé esa amplitud del conocimiento, que todo lo recibe y que le da la bienvenida a todo… como si tu corazón lo inspirara cada momento, conociéndolo… y dejándolo ir con la expiración
REFLEXIONANDO SOBRE LA NATURALEZA DE LA EXPERIENCIA
En cuanto a los pensamientos, percepciones y emociones, es ventajoso utilizar una reflexión tal como: “está cambiando… déjalo ir” o “¿es esto realmente mío? déjalo ir…” En cuanto observes y reconozcas los patrones de la naturaleza, déjalos ir. Cuando desarrollamos esta capacidad de conocimiento, notamos el efecto que tiene en el corazón… el efecto de renunciar y de soltar.
RESTABLECIENDO LA ATENCIÓN
Si encontramos que nuestra mente se distrae y divaga fácilmente, dejándose llevar por la corriente, restablezcamos por un momento la atención en la respiración. Volvamos al cuerpo y tomemos nota de nuestra postura. Dejemos que el cuerpo se relaje y se yerga. Re-enfoquemos nuestra atención en el presente. Cuando la mente se vuelve a estabilizar, dejemos ir a la respiración como enfoque de nuestra atención. Esta práctica conduce a la mente y al corazón a establecer la cualidad del saber, observando el patrón de cada momento sin apego o rechazo.
CULTIVANDO LA INTUICIÓN (INSIGHT)
Cuando aprendemos a soltar y dejar ir, empieza a notar si la experiencia de un pensamiento, que habitualmente percibimos como estando “dentro” de nosotros, difiere realmente de la experiencia de un sonido, que acostumbramos percibir como “fuera” de nosotros. Examinemos la sensación de “mío”, “aquí” y “allí”. Nos damos cuenta que son simples patrones.
¿A quién pertenecen estos sentimientos? ¿Quién es el dueño de ellos?
Cuando dejamos ir… cuando el corazón suelta… nota cómo se siente esa sensación. Nota la sensación de no apegarnos al concepto de “yo” y de “mío”. Es un conocimiento simple, puro y amplio… consciente de todo. Conecta con ese sentimiento, deja ir todo...
Ahahn Amaro en La Práctica de la Paz Interior
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