NOOSFERA, la fuerza poderosa del pensamiento





Vladimir Ivanovich Vernadsky minerólogo, geoquímico y cosmólogo ruso, fue el creador de la teoría de la noosfera. Para él la tierra es una unidad que consta de tres fases evolutivas, la geosfera (materia inanimada), la biosfera (materia viva) y la noosfera ( la cognición humana, la esfera de la mente).

En este enlace podemos ver un interesantísimo aunque extenso artículo, que el propio Vladimir escribio en el año 1943. Este hombre era un sabio o un vidente, porque nos habló hace más de 50 años de cuestiones que están ahora de rabiosa actualidad. Algunos lo consideran el primer ecologista por su preocupación por el planeta y sus recursos, y la influencia que ejerce el hombre en la naturaleza.

Vladimir para hablar de la "vida" optó por el término "materia viva", intentando así eliminar toda connotación religiosa, cultural, filosófica y/o folclorica que tiene dicha palabra. El ser humano esta físicamente relacionado e influenciado con el entorno donde vive y con todos los organismos vivos (biosfera) con los que lo comparte ese entorno, y él también ejerce un influjo en todos y todo lo que le rodea. Por lo tanto, nada ni nadie es libre, en la tierra todo está conectado, relacionado, enlazado. La humanidad no puede ser independiente de la biosfera, va inexorablemente unida a ella.

La materia viva, con el paso del tiempo, se va modificando según unas leyes naturales, y se produce una evolución lenta pero ininterrumpida que va pasando de generación en generación geneticamente, y el cambio en la morfología de la materia la conduce, inexorablemente, a un cambio en su composición química.

Es en el siglo XX cuando el hombre conoce y abarca toda la biosfera y es capaz de vivir en cualquier lugar del planeta, hasta en los más inhóspitos. La tecnología hace su "aparición", la radio, la televisión, los transportes aéreos, los avances científicos, todo este proceso tecnológico es el resultado de una "cefalización" del cerebro del hombre, es decir, de un trabajo que el cerebro dirige.

La fuerza del ser humano no está en su masa; aun uniendo la masa de todos los hombres que habitan la tierra, la masa del propio planeta es muy superior a esta masa humana unida. Y sin embargo, es precisamente el hombre el que modifica continuamente el planeta.

La fuerza del hombre radica, única y exclusivamente, en su capacidad cognitiva, no en su masa, es gracias su mente que puede cambiar lo que se le antoje, de modificar cuanto se le ocurra, de construir y destruir todo aquello que desea, dominando por completo a todos y todo cuanto existe en la Tierra.

Y esta fuerza poderosa del pensamiento es lo que Vernadsky llama noosfera, el hombre construye su vida y la de toda la Tierra, y hasta la de los planetas a los que pueda viajar, en base únicamente a su capacidad cognitiva, es ahí donde radica la fuerza del hombre, no en su masa sino en su cerebro.

Noosfera y Punto Omega


"Propiciar la aptitud para reconocer lo nuevo
sin reducirlo a los esquemas de lo ya aceptado. 
Gestar la aptitud para reconsiderar la propia percepción y la propia concepción de las utopías." Teilhard de Chardin

Pierre Teilhard de Chardin, tomó "prestado" de Vernadsky el término noosfera, y al igual que él cree en los estados evolutivos de la tierra. Es en la noosfera, donde se produce el nacimiento de la psíquis, la noogénesis, a la que se llega después de un proceso evolutivo en el que el hombre se va perfeccionando alcanzando niveles superiores de conciencia y conocimiento.

La inteligencia suprema irá evolucionando poco a poco dentro de la materia que también tendrá una evolución.

La noosfera sería el estrato donde se encuentra toda la energía liberada en el acto de pensar. Toda la energía de los pensamientos que estarían interconectados trascendiendo los límites del espacio tiempo y formando una red, una conciencia universal evolutiva que nos permitiría llegar al Punto Omega, donde materia y espíritu serían una sola cosa y habrían llegado a su máximo estado evolutivo. 

Muchos consideran a Teilhard de Chardin como un visionario de lo que sería internet, ya que fue precisamente este sabio jesuita quien habló de una red de conocimientos que surgirían de cada uno de nosotros y llegarían hasta todos, y nos permitiría estar interconectados.

Como decía este magnífico filósofo, "no se trata sólo de unir nuestras mentes y nuestros cuerpos, sino de unir también nuestros corazones."


Fuente: Cruza la Puerta

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