“Ese día llegué al aula y los chicos/as me preguntaron: ¿Profe, hoy qué nos va enseñar?
Les dije: Como el salón da justo enfrente a donde el sol cae, haremos una clase de contemplación.
Me dijeron al unísono: ¡Contemplación! ¿Qué es eso, Profe?.
Les dije: Giremos todos los bancos hacia el gran ventanal, mientras tanto, el sol ya estaba cayendo de una forma maravillosa.
Ahora nos quedaremos sentados en un profundo silencio (hicimos varias respiraciones profundas), no hagan nada, sólo miren, dejen de pensar, contemplen los colores, escuchen el canto de los pájaros. Una vez que todos se acomodaron, les puse una música suave de Pink Floyd y estuvimos toda la clase observando la puesta del sol.
Pasaron más de 40 minutos, cuando regresamos de ese viaje tan pleno. Los estudiantes estaban en otro estado, nadie hablaba, todo era un bálsamo de paz, sentíamos la presencia de algo poderoso que había descendido sobre todos nosotros, hubo una transformación total en el aula. Nadie hablaba.
Les dije: Esto es la contemplación. Ahora escriban todas sus sensaciones y dibujen lo que tengan ganas. Nunca me olvidaré de esos rostros transfigurados por la paz.”
Juan Pomponio
Fuente: La danza de la vida
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