Gangaji
Has imaginado ser un cuerpo, y en esta imaginación estás
intentando frenéticamente encontrar el secreto de la liberación del
cuerpo. Quizás has estudiado las tradiciones espirituales orientales, o
quizás has estudiado las tradiciones espirituales occidentales. Quizás
has estado involucrado en ciertas actividades de adquisición. Todas
estas actividades de hacer-para-conseguir están relacionadas con la liberación de tu cuerpo.
Tu cuerpo no puede ser liberado.
Tu cuerpo está condenado a la desaparición. Tu cuerpo está ligado al nacimiento, el hambre, la enfermedad, la muerte, la genética y el entorno. Sin embargo, si vuelves tu rostro a aquello que impregna tu cuerpo, a aquello que rodea tu cuerpo, a aquello en lo que tu cuerpo surge, a aquello por lo que surge y a aquello a lo que vuelve, encuentras la libertad misma. Este encuentro es liberación.
Tu cuerpo está condenado a la desaparición. Tu cuerpo está ligado al nacimiento, el hambre, la enfermedad, la muerte, la genética y el entorno. Sin embargo, si vuelves tu rostro a aquello que impregna tu cuerpo, a aquello que rodea tu cuerpo, a aquello en lo que tu cuerpo surge, a aquello por lo que surge y a aquello a lo que vuelve, encuentras la libertad misma. Este encuentro es liberación.
La gente al principio viene a la búsqueda espiritual desde una
idea egocéntrica acerca de lo que conseguirá. El inicio de la búsqueda
espiritual es el aspecto positivo del ego: Estoy cansado de sufrir, quiero ser feliz, oigo que la felicidad es la meta espiritual. El pensamiento quiero ser feliz viene de un ego desarrollado, un ego funcional e integrado.
Con coraje y guía surge ahí la resolución de dar la espalda a las
fuerzas que apoyan la ignorancia y volverse hacia las fuerzas que
apoyan la iluminación. Todo esto es inconmensurablemente importante.
El concepto de iluminación proviene del reconocimiento o de la comprensión intuitiva Dios mío, He estado viviendo en la ignorancia. Quiero abandonar la ignorancia. Este reconocimiento es un momento de evolución en una vida.
La búsqueda de la iluminación toma innumerables formas. Quizá
primero es el intento de seguir los códigos y prácticas de la religión.
Normalmente después viene el intento de quitarse de encima ese código de
la religión y vivir bajo un código personal. Puede haber la esperanza
superficial de que vistiendo o actúando como lo hacen los budistas o los
hindúes o los sufís algo de sus logros se transferirá. De cualquier
manera en que hayas intentado alcanzar la iluminación, continuamente has
llegado a lo que parece ser un callejón sin salida. En este punto, más
que experimentar un verdadero final, normalmente empiezas la
búsqueda de nuevo, con un código o una religión diferente, o con una
rebelión hacia todos los códigos y religiones.
No puedes encontrar la verdadera felicidad haciendo algo.
Puedes experimentar momentos de felicidad, ciertamente. Pero para
reconocer que eres aquello que es felicidad debes abandonar todos los
vehículos de escape. El final debe ser experimentado. Toda cosa debe ser abandonada.
¡Qué sorpresa darse cuenta de que la verdadera felicidad requiere
soltarlo todo! Para recibir el logro final, debes dejar de intentar conseguir algo. La idea de tú debe terminar. Cuando abandonas la idea de la iluminación te das cuenta de aquello a lo que apunta la idea de la iluminación.
Si puedes ver que lo que pensaste que querías no te ha dado lo que realmente
quieres, entonces estás preparado. Estás maduro. La madurez tiene poco
que ver con la edad o la educación o la práctica espiritual. La madurez
refleja la inteligencia implacable que hay en decir la verdad. La verdad
es que no importa cuánto hayas disfrutado tus relaciones y
circunstancias, esas cosas no te han dado plenitud duradera.
Este reconocimiento es un despertar brusco, una desilusión. Hasta
que sucede la desilusión deambulas por la vida en un estado como de
trance, intentado atrapar las cosas que quieres y rechazar las que no
quieres en la esperanza de recibir felicidad.A través de la desilusión y de un decir la verdad implacable,
puedes realmente descubrir lo que verdaderamente quieres. Si por suerte
lo que realmente quieres es la verdad eterna, entonces ten el coraje de
dejar de buscar en ninguna cosa la verdad eterna. Tanto si buscas
en cosas mundanas como filosóficas o espirituales, simplemente deja de
buscar. Cuando dejas de buscar puedes descubrir la verdad eterna. Toma
menos de un instante.
Extracto de "Tu eres eso"
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