EL PLACER DE MEDITAR


Existe dentro de nosotros una fuente de felicidad tan grande y tan fácil de experimentar, que sorprende lo poco que la conocemos. Estamos tan ocupados luchando, irritándonos y lamentándonos, que no sospechamos el tesoro que todos llevamos en el corazón. 

La Meditación es un placer inédito, sumamente sencillo y placentero, relajante y estético, y tan aplicable a la vida, que nos conecta con la Fuente del Gozo interior. Nos parecerá imposible haber vivido antes sin ella. 


Un placer inédito: Gozar de la Plenitud de la Mente 
Olvidar las penurias: Disfrutar del Aquí y el Ahora 
Bienestar Corporal y Mental: tranquilo y sereno 
Integrar el placer de la práctica con las asperezas de la vida 

“El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia de dolor en el cuerpo y de inquietud en el alma” decía Aristóteles.

El placer de la meditación nos acerca al gozo supremo de construir una mente feliz que nos mantenga más contentos en la vida cotidiana. 

Nos narcotizamos con estímulos como la idea de ‘alto nivel de vida’. Para ello soportamos maneras de vivir, con trabajos aburridos, con pequeños intervalos de placer frenético y caro. Creemos que esos intervalos son la vida real. 

Descubrimos lo infinito y lo absoluto cuando no nos reducimos al mundo finito y relativo, y así podemos vivirlo aceptando sus limitaciones. 

El placer consciente desarrolla en nosotros la idea de que, a pesar de todo, el mundo es un lugar hermoso donde vale la pena vivir, nos produce sentimientos de abundancia, de gratitud y de merecer lo que nos ganamos de la vida. 

Desarrollar actividades placenteras es un objetivo saludable en sí mismo, porque ayuda a generar endorfinas, substancias que segrega nuestro cerebro y que aumentan nuestro bienestar y son una fuente natural de salud, vitalidad y regeneración. 

Cuando una persona está alegre, y practica actividades que le dan placer o siente satisfacción ante un estímulo, su organismo segrega compuestos hormonales que no sólo elevan las defensas orgánicas ante las enfermedades, degeneración celular e infecciones, sino que además aumentan el bienestar, combaten el estrés y alivian el dolor. 

Hacerse consciente del goce multiplica el disfrute, por lo cual es importante darse cuenta en el momento en que uno disfruta algo: al calmar la sed, al irse a descansar, recibir una caricia física o emocional, cuando se siente “qué a gusto estoy, qué bien me siento”. 

La meditación amplía la consciencia y nos ayuda a gozar de la vida.

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