EL ARTE DE SOLTAR



“No hay que llenar los vacíos…
hay que habitar los espacios.”

Hay un capítulo de la vida llamado…desapego. Es la cualidad que permite establecer con las personas, con las cosas y con las etapas de la vida una relación de autonomía, de autenticidad.

El desapego se relaciona con el abandono del ansia y del deseo, que, en la filosofía oriental, son considerados generadores de dolor y sufrimiento.

No poder desapegarse de una persona, de un hábito, de una idea, de un objeto, lleva a establecer con ellos relaciones de posesión o de sumisión.

El apego es una actitud que nos deja encadenados al pasado. Mientras tanto, los ciclos de la vida se continúan sucediendo. Niñez, adolescencia, madurez, vejez. Primavera, verano, otoño, invierno. Amanecer, día, atardecer, noche. Siembra, cosecha…

Nuestra existencia será más armónica si acompañamos esos ciclos naturales. Cuando así no ocurre, la vida ya no fluye, sus aguas se estancan.

El apego a una relación, a una costumbre, a un espacio, a una actividad, a una idea, a una práctica…, puede llegar a ser tóxico o disfuncional.

El apego traba nuestro andar por la vida, carga nuestro equipaje con lo innecesario, nos impide escoger el necesario.

El desapego es…el arte de soltar.
Buscar la armonía, sin perder nuestra identidad…

(De un artículo de Sergio Sinay)

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