Vivir en la frecuencia del amor incondicional es lo único que apacigua la mente, el cuerpo y el espíritu. No hay sutra, yoga o plegaria que produzca tal efecto.
El amor sin condiciones elimina cualquier emoción tóxica o creencia basada en el miedo, el intelecto o el ego. Este amor purifica al instante los recuerdos de dolor enterrados así como todo tipo de programación cultural temporal y por tanto falsa.
El amor transforma las mismas moléculas de cualquier cosa no verdadera o tóxica en dulce nectar.
El amor sin ninguna condición nos devuelve libres al mundo e impide que ningún sistema abusivo nos vuelva a atrapar.
El amor universal sólo reconoce a más de lo mismo alejándose de todo aquello que es por interés. Por eso, dejar que salgan todos estos tóxicos contaminantes del ser es lo que realmente salva, redime, libera y sosiega al ser.
El verdadero amor es una frecuencia tan alta que ya no se puede ceñir a ningún interés humano.
El amor sin pedir nada cura la mente y transciende las propias dimensiones de nuestro mundo psíquico.
El amor sin condiciones de cada ser es lo único que cuenta y no lo que para sí se reza o se hace.
El amor es un estado de ser, no es algo que se da en una sólo ocasión. Si realmente se quiere aportar una elevación de conciencia a esta dimensión cada uno tiene que entender el poder de su propio amor y ejercerlo incondicionalmente. Esta es la solución personal y global.
Tarpa Akash
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