Hace apenas un siglo aún creíamos que la Tierra era el centro de todo lo que existe. Hoy, sin embargo, los espectaculares avances del conocimiento científico nos han exiliado a un apartado rincón de una galaxia que no tiene (aparte de nosotros mismos) nada de especial con respecto a las demás. Y puede que pronto tengamos que hacer lo propio con el concepto mismo de Universo. Universos cíclicos, Universos burbuja... existen varias descripciones matemáticas que sugieren que el nuestro no es el único Universo posible. No sólo eso, sino que podrían haber existido otros universos antes que el nuestro, y podría haber otros que nacieran después de que el que conocemos haya desaparecido.
Algunas teorías llegan incluso a sostener que, probablemente, existen otros universos contemporáneos, desarrollándose al mismo tiempo que el nuestro. El secreto de los universos paralelos se oculta, una vez más, en las condiciones que originaron el Big Bang. ¿Por qué motivo de la Gran Explosión habría tenido que surgir un sólo Universo? ¿Por qué no dos, o diez, o un número infinito de ellos? ¿No pudo haber en el origen múltiples burbujas y ser nuestra realidad en expansión sólo una de ellas?
La mayoría de los científicos opinaría que es absurdo plantear la cuestión porque, entre otras cosas, con el Big Bang también surgió el tiempo, y «antes» es un concepto temporal que no puede aplicarse fuera del propio tiempo. Sin embargo, según ciertos cálculos, abordados en principio por un grupo reducido de «disidentes» sobre la posible existencia de «otros» universos, (cálculos que hoy empiezan a gozar de la aceptación general) la pregunta vuelve a encontrar sentido. Hay varias teorías sobre el «antes». La más extendida de ellas dice que nuestro universo podría estar «rebotando» sobre sí mismo, como una burbuja que se hincha y se deshincha, y que el Big Bang podría ser sólo el momento inicial de uno de esos rebotes.
Esta teoría implica la necesidad de que el Universo actual sea «cerrado», es decir, que la gravedad venza a la fuerza de expansión y provoque el comienzo de una etapa de contracción que vuelva a terminar en un punto, como el original, de infinita densidad. Algo que, por otra parte, parece no estar sucediendo. Según esta teoría, el nuestro sólo sería un ciclo más en medio de un número indeterminado de ciclos. Eso sí, un ciclo muy especial, en el que se han dado las condiciones precisas para que surjan unos seres (nosotros) capaces de preguntarse qué había antes del Big Bang.
¿Hacia dónde va nuestra galaxia?
Como hemos visto, en el Universo todo se mueve, y no cabe duda de que, en términos generales, las galaxias se alejan las unas de las otras. Pero, dentro de este esquema existen otros movimientos, más concretos, provocados por otras fuerzas, probablemente gravitatorias, cuyo origen aún se desconoce. Nuestra galaxia, por ejemplo, junto a todas sus vecinas del Grupo Local de galaxias (unas veinte) se dirige a toda velocidad hacia el cúmulo de Virgo. No sería ésta la dirección lógica si siguiéramos, lisa y llanamente, las leyes de la expansión. ¿Qué nos atrae entonces hacia allí? ¿Qué misteriosa fuerza puede alterar el rumbo de todo un grupo de galaxias en el espacio?
Partamos desde el principio. Para calcular el movimiento del grupo de galaxias al que nosotros mismos pertenecemos, un observador situado en la Tierra debe tener en cuenta la superposición de varios movimientos «menores», como por ejemplo los 30 km/s de la Tierra en su órbita alrededor del Sol, los 230 km/s de todo el Sistema Solar alrededor del centro de nuestra propia galaxia o los 90 km/s a los que La Vía Láctea (nuestra galaxia) es atraída hacia su vecina más próxima, la galaxia de Andrómeda.
Descontados dichos movimientos, aún queda otro, de 600 km/s, de nuestra galaxia (y de todas sus compañeras del Grupo Local) hacia el Cúmulo de Virgo. Sin embargo, se ha comprobado que el Cúmulo de Virgo no puede ser responsable de todo este movimiento, ya que él mismo también se mueve en la misma dirección. Sea lo que sea lo que nos atrae, también atrae al cúmulo de Virgo. El siguiente candidato a «culpable», por el simple hecho de que está en la dirección hacia la que nos dirigimos, fue el supercúmulo Hidra-Centauro.
Pero cual no sería la sorpresa de los investigadores cuando descubrieron que también Hidra-Centauro (una agrupación de galaxias cientos de veces mayor que el cúmulo de Virgo) estaba aprisionado dentro de una atracción gravitatoria todavía mayor. Desconcertados, llamaron Gran Atractor al «monstruo» capaz de mover hacia sí mismo miles de galaxias como si fueran planetas alrededor del Sol. Sea lo que sea ese Gran Atractor, lo cierto es que todos, inevitablemente, nos dirigimos hacia allí.
Fuente y artículo compleo en:El Blog Ciencia y Tecnología
De que existen otros Universos, no me cabe duda: Yo misma procedo de otro y me he metido en este Blog porque me encanta.
ResponderEliminarSaludos a JOTA ELE y a todos los seguidores de este interesante Blog.