E. Tolle
Cuando usted escucha un pensamiento, usted es consciente no sólo
del pensamiento, sino de usted mismo como testigo de él. Ha
aparecido una nueva dimensión de conciencia. Mientras oye al
pensamiento usted siente una presencia consciente -su ser más
profundo- más allá o debajo del pensamiento, como
quien dice. El pensamiento entonces pierde su poder sobre usted y
rápidamente se calma porque usted ya no le da energía a
la mente por medio de la identificación con ella. Este es el
comienzo del fin del pensamiento involuntario y compulsivo.
Cuando un pensamiento pierde fuerza, usted experimenta una
discontinuidad en la corriente mental, una brecha de "no mente".
Al principio las brechas serán cortas, unos segundos tal vez,
pero gradualmente se harán más largas. Cuando ocurren
esas rupturas usted experimenta cierta quietud y paz dentro de usted.
Es el comienzo de su estado natural de percepción de la unidad
con el Ser, que generalmente está oscurecida por la mente. Con
la práctica, la sensación de quietud y paz se hará
más profunda. De hecho, esta profundidad no tiene fin. También
sentirá una sutil emanación de gozo que surge de lo
profundo de su interior: el gozo de Ser.
No se trata de un estado de trance, en absoluto. Aquí no hay
pérdida de conciencia, es todo lo contrario. Si el precio de
la paz fuera una disminución de su conciencia y el precio de
la quietud una falta de vitalidad y estado de alerta, no valdría
la pena tenerlas. En este estado de unión interior, usted está
mucho más alerta, más despierto que en el estado de
identificación con la mente. Usted está completamente
presente. También aumenta la frecuencia de vibraciones del
campo de energía que da vida al cuerpo físico.
Según profundiza en este reino de la no-mente, como es
llamado a veces en Oriente, usted crea un estado de conciencia pura.
En ese estado usted siente su propia presencia con tal intensidad y
gozo, que todo el pensamiento, todas las emociones, su cuerpo físico,
así como el mundo exterior, se vuelven relativamente
insignificantes en comparación con ello. Y sin embargo no
es un estado egoísta sino un estado sin ego. Lo lleva a usted
más allá de lo que antes consideraba "su propio
ser". Esta presencia es esencialmente usted y al mismo tiempo
inconcebiblemente mayor que usted. Lo que trato de expresar aquí
puede sonar paradójico o incluso contradictorio, pero no puedo
expresarlo de otra manera.
En lugar de "observar al que piensa" usted puede crear
también una brecha en la corriente de la mente simplemente
dirigiendo el foco de su atención hacia el Ahora. Vuélvase
intensamente consciente del momento presente. Esto es algo
profundamente satisfactorio. De esa forma usted aparta la conciencia
de la actividad de su mente y crea una brecha de no-mente en la
que usted está muy alerta y consciente, pero no pensando. Esa
es la esencia de la meditación.
En su vida diaria, usted puede practicar esto tomando una actividad
rutinaria que normalmente es sólo un medio para un fin y
préstele su más completa atención, de modo que
se convierta en un fin en sí misma. Por ejemplo, cada vez que
usted suba y baje las escaleras en su casa o en su lugar de trabajo,
ponga mucha atención a cada paso, a cada movimiento, incluso a
su respiración. Esté totalmente presente. O cuando se
lave las manos, preste atención a todas las percepciones
sensoriales asociadas con la actividad: el sonido y tacto del agua,
el movimiento de sus manos, el aroma del jabón y así
sucesivamente. O cuando suba a su automóvil, después
de cerrar la puerta haga una pausa de unos segundos y observe al
flujo de su respiración. Hágase consciente de una
sensación de presencia silenciosa pero poderosa, Hay cierto
criterio por el que puede medir su éxito en esta práctica:
el grado de paz que siente interiormente.
De "El Poder del Ahora" Eckhart Tolle
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