Cuando un niño o un adulto sonríen, algo muy importante está ocurriendo. Ser capaces de sonreír en nuestra vida diaria no solo nos beneficia a nosotros, sino que todo el mundo gana con ello. Si realmente sabemos vivir ¿hay alguna forma mejor de empezar el día que con una sonrisa? Una sonrisa afirma nuestra conciencia y determinación de vivir en paz y alegría. El origen de una sonrisa auténtica es una mente despierta.
¿Cómo acordarse de sonreír cuando estás despierto? Puedes colgar algo que te lo recuerde —una ramita, una hoja, un dibujo o algunas palabras inspiradas— en tu ventana o en el techo, encima de tu cama; así repararás en que estás despierto. Cuando hayas desarrollado la técnica de sonreír probablemente no necesitarás recordarlo. Sonreirás en cuanto escuches el canto de un pájaro o veas que la luz del amanecer se cuela por tu ventana. Sonreír te ayuda a afrontar el día con amabilidad y sabiduría.
Cuando veo a alguien que sonríe noto enseguida que él o ella saben vivir. ¿Cuántos
artistas trabajaron para conseguir plasmar esa media sonrisa en los labios de tantas y tantas estatuas o dibujos? Estoy seguro de que esa misma sonrisa iluminaba los rostros de aquellos escultores y pintores cuando trabajaban. ¿Os imagináis a un enfurruñado pintor dando vida a una sonrisa? La sonrisa de Mona Lisa es un destello, tan solo una insinuación. Y no obstante, basta con un gesto como ese para relajar los músculos de tu rostro, para borrar de él el cansancio y las preocupaciones. Un ligero esbozo de sonrisa en el rostro puede proporcionarnos una serenidad y una calma milagrosa. Puede devolverte la paz que temías haber perdido.
Tu sonrisa te hace feliz a ti y a los que te rodean. Nada puede hacer más felices a nuestros familiares que el obsequio de nuestra felicidad, de nuestra sonrisa; no existe ningún costoso regalo que se le pueda comparar. Y ese presente precioso no nos cuesta nada. Una amiga escribió el siguiente poema al finalizar uno de sus retiros en California:
Había perdido mi sonrisa,
pero no importa.
Está en el diente de león.
Si has perdido tu sonrisa pero todavía eres capaz de ver que el diente de león la conserva para ti, la situación no es tan mala. Aún posees la sabiduría necesaria para ver que tu sonrisa está ahí. Solo necesitas respirar conscientemente un par de veces y recuperarás tu sonrisa. El diente de león es uno de tus amigos. No te sientas aislado.
Simplemente ábrete a la ayuda que tu entorno te ofrece y que también está en ti. Como esa amiga que supo ver que su sonrisa estaba en el diente de león, respira profundamente y la sonrisa volverá a ti.
This Nhat Hanh en Hacia la paz interior
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