Sydney Harris, en una ocasión, fue con un amigo a comprar el periódico.
Su amigo saludo con simpatía y cordialidad al vendedor y éste le contestó con malos gestos, tirándole el diario prácticamente a la cara.
El amigo de Harris tomó el diario y, sin borrar la sonrisa de su cara y muy educadamente, se despidió del vendedor.
Mientras continuaban su camino, Harris no pudo contenerse y le preguntó:
-Ese dependiente tan desagradable ¿siempre te trata así?
Su amigo asintió con la cabeza. Sydney le volvió a preguntar:
-¿Y tú siempre eres igual de educado con él?
- Si, siempre, por supuesto.
Harris, sin poder contenerse, le espetó:
-¿Pero por qué eres tan amable con él cuándo él tiene esos malos modos contigo?
Y su amigo respondió:
- Porque no voy a permitir que su actitud determine mi forma de actuar.
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