La meditación y la vida están entrelazadas. No es posible separarlas. De acuerdo a la calidad de nuestros pensamientos así serán nuestras acciones, y la calidad de nuestras acciones retroalimenta nuestros pensamientos.
Cuando realmente comprendemos esto, queda claro que la forma correcta de vivir es casar ambos aspectos dentro de nuestra vida, y hacer esto aquí y ahora.
Las acciones realizadas en base a una conciencia negativa, sin amor, nos han conducido a una existencia carente de significado, provocando sentimientos de dolor y vacío en muchos corazones. Por otro lado, las prácticas devocionales o meditativas realizadas desde el aislamiento y que no se reflejan en nuestras acciones, han resultado en un divorcio entre la espiritualidad y la realidad, y han sido incapaces de influenciar la vida de una manera correcta.
Lo importante y deseable es conseguir que nuestra conciencia sea capaz de disfrutar de toda la riqueza de una vida de compromiso e implicación en el mundo, pero impulsada por la energía y el poder espiritual que la meditación puede proporcionar.
Fuente: Brahmakumaris
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