EL MONJE Y LA MARIPOSA


Un día, unos monjes budistas discutían, en medio de un camino. Como no se ponían de acuerdo, fueron hablar con un sabio lama. Al llegar al Monasterio, los dos monjes se dirigieron en busca del sabio que estaba en sus aposentos meditando.

Así que los monjes esperaron a que terminara el maestro lama de meditar. Al cabo de una hora, el maestro salió..

Los monjes, que estaban sentados, se pusieron en pie, hicieron la reverencia del saludo y le pidieron al maestro lama que mediara en su discusión y dictaminara quién tenía razón.

El maestro sonrió e invito a los monjes a tomar un te.
Después de un rato de silencio, mientras tomaba el te, el maestro preguntó cual era su discusión.

-Bien -dijo un monje-. Primero hablaré yo y luego tu. Después, el maestro nos dirá quien tiene razón.

-De acuerdo -asintió el maestro con la cabeza-.

El primer monje empezó hablar y dijo:
-Esta mañana, me levanté temprano para ir al pueblo a por unas medicinas para un monje de la cocina. Me paré un rato, bajo un árbol, a descansar, me sequé el sudor de la frente y, al mirar hacia arriba, vi una mariposa enredada en una telaraña, así que decidí liberarla. Como no alcanzaba la telaraña, me subí encima de unas cántaras de agua que había debajo del árbol, con tan mala suerte que, cuando la mariposa echó a volar, las cántaras se rompieron porque resbale al bajarme de ellas. De pronto escuché una voz recriminando mi acción, era mi compañero, el monje del agua, que estaba sentado al lado. Yo sólo he liberado una mariposa de una telaraña y pienso que no he hecho nada malo. He terminado.

-Bien -dijo el maestro y se dirigió al otro monje-. Puedes hablar tu.

-Pues iba yo también, muy temprano, a por agua, al pozo que está al lado del árbol. El agua del pozo esta muy profunda y, después de llenar las dos cántaras, me senté un rato a descansar, bajo el árbol, y me quedé un poco dormido. Me desperté porque mi compañero, al liberar a la mariposa, rompió mis cántaras de agua, y me enfadé. Ahora, tendría que ir al Monasterio, coger dos cántaras y llenarlas de nuevo, ¡ con el trabajo que cuesta !
Yo creo que es mas importante el agua que yo llevo al Monasterio que una simple mariposa. He terminado.

-Bien -dijo el maestro. Y, después de un largo silencio, añadió:
-No estoy de acuerdo contigo en que el agua es mas importante que una mariposa. Todo en la vida, animal, planta, hombre, piedra etc., tiene su importancia en el Universo. Tampoco estoy de acuerdo contigo, - dijo al otro monje-, pues todos tenemos un sincrodestino o ciclo de vida y tu, a liberar la mariposa, interviniste en su destino.
Ahora bien, os contaré algo. Antes de hablar con ustedes, hablé con el maestro de cocina y me dijo que el monje del agua había regresado sin ella, pero estaba muy contento, porque alguien había tirado veneno dentro del pozo y, si hubiera traído el agua, ahora estarían todos envenenados. También me dijo que el monje al que había mandado a por las medicinas tampoco las había traído, por lo que también estaba contento, ya que el farmacéutico las había preparado con el agua del pozo envenenada y, si las hubiese traído, ahora el monje de la cocina estaría muerto. Así que os diré que ninguno tiene razón. Pero tu, al romper las cántaras, salvaste muchas vidas, y tu, al discutir con el, impediste que comprara las medicinas para monje de la cocina, salvando su vida.

Así que los dos monjes se pidieron perdón y se alegraron de todo lo que había pasado, pues ese día que parecía un mal día, al final, fue de alegrías, por el bien que, sin saberlo, habían hecho los dos, y comprendieron que nada es casual en el orden del Universo y que todo en la vida tiene un significado.

(Álvaro Gutiérrez Castillo)


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