Los campos magnéticos de la tierra puedan ser influenciados o modulados por las emociones humanas
La comunidad científica está empezando a apreciar cómo los campos generados por sistemas vivos y la ionosfera interactúan el uno con el otro. Por ejemplo, la tierra y la ionosfera generan una sinfonía de frecuencias en un rango de 0-01 hertz hasta 300 hertz, y algunas de las grandes resonancias que ocurren en los campos terrestres están en el mismo rango de frecuencia que aquellas del corazón humano y el cerebro. A pesar de que los investigadores han puesto la mirada en algunos de las posibles interacciones entre los campos terrestres y humanos y la actividad animal y de las plantas, los científicos han tocado apenas la superficie de aquello que puede ser logrado con algo tan sofisticado como el Sistema de Monitoreo de Coherencia Global.
Un número de descubrimientos importantes ya han salido a la luz. Por ejemplo, los cambios en el campo magnético de la tierra están asociados con los cambios en la actividad del sistema nervioso y cerebral; rendimiento en tareas atléticas, de memoria y otras tareas, sensibilidad en un amplio rango de experimentos de percepción extrasensorial, la síntesis de nutrientes en las plantas y las algas, el número de violaciones de tráfico y accidentes de tránsito reportados, mortalidad debido a ataques al corazón y derrames cerebrales, e incidencia de depresión y suicidio. Es interesante el notar que los cambios en las condiciones geomagnéticas afectan los ritmos del corazón de manera más fuerte que todas las funciones psicológicas estudiadas hasta el momento.
También hay evidencia en algunos casos que las ondas cerebrales humanas pueden sincronizar con el ritmo de las ondas electromagnéticas generadas en la ionosfera de la tierra. Cuando las personas dicen que “sienten” un temblor inminente u otros eventos planetarios, tales como cambios en el clima, es posible que ellos estén reaccionando a los signos físicos actuales que ocurren en el campo terrestre previos al evento.
Si bien no es difícil el concebir que las formas de vida alojadas en los campos magnéticos de la tierra puedan ser afectadas por modulaciones en esos campos, es una proposición de mucho más alcance el sugerir que los campos de la tierra puedan ser influenciados o modulados por las emociones humanas. Sin embargo, los investigadores del Instituto de Coherencia Global teorizan que cuando muchas personas responden a un evento global con un sentimiento emocional común, la respuesta colectiva puede afectar la actividad en el campo de la tierra. En casos donde el evento evoca respuestas negativas, esto se podría considerar como una onda planetaria de estrés, y en casos donde una onda positiva es creada, esto podría crear una onda de coherencia global. Esta perspectiva está apoyada por investigaciones en el Instituto de HeartMath, el cual ha mostrado que las emociones no sólo crean coherencia o incoherencia en nuestros cuerpos, sino que, como ondas de radio, también irradian hacia afuera y son detectadas por los sistemas nerviosos de los otros en nuestro medio ambiente.
Actualmente está claro que nuestros sistemas nerviosos detectan estas ondas electromagnéticas generadas por otros en nuestro medio ambiente, pero también hay evidencia de un efecto global cuando grandes números de personas crean ondas de salida similares. Por ejemplo, investigaciones conducidas por Roger Nelson y su equipo en la Universidad de Princeton para el Proyecto de Conciencia Global (Global Consciousness Project) utilizaron una red a nivel mundial conformada por generadores de números aleatorios. Sus descubrimientos han provisto evidencia convincente de que la conciencia humana y emocional crean o interactúan con un campo global, que afecta la aleatoriedad de estos equipos electrónicos. El mayor cambio en los generadores de números al azar ocurrió durante los ataques al World Trade Center, el 11 de setiembre de 2001. El hecho aún más intrigante fue que los generadores de números aleatorios fueron afectados de manera significativa aproximadamente cuatro a cinco horas antes del ataque, sugiriendo una intuición colectiva a nivel mundial sobre el evento inminente(ver figura 1).
Gráfico: Evidencia de la intuición colectiva: Datos de los GNA de los sitios ICG alrededor
del mundo en los ataques del 11/09/2001.
El Sistema de Monitoreo de Coherencia Global medirá directamente el campo magnético del planeta, el cual postulamos debería ser mucho más sensitivo a los efectos de interacciones humanas colectivas basadas en la emoción, que pueden ser detectadas con otros tipos o detectores. Por ejemplo, dos satélites climáticos espaciales de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and Atmospheric Administration o NOAA) que estaban monitoreando el campo geomagnético de la tierra también mostraron un significativo pico al momento del ataque del 11 de Septiembre y dicho pico siguió por varios días más, indicando que la onda de estrés posiblemente ocasionada por la emoción humana masiva creó modulaciones en el campo geomagnético (Ver siguiente gráfico).
Fuente y leer más en: Vamos al Castillo
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