Tai Chi y Fibromialgia



El Tai Chi reduce dolor y depresión en los pacientes de fibromialgia

 
   Los movimientos lentos y fluidos del Tai Chi combaten mejor el dolor y otros síntomas de la fibromialgia que otros ejercicios convencionales de estiramiento, según un estudio realizado por expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad Tufts de Boston (Estados Unidos) y publicado en 'New England Journal of Medicine'.

   El Tai Chi nació como un arte marcial en China y se centra en realizar movimientos lentos y gráciles, respirando y relajándose en un esfuerzo por mover una hipotética energía a través de todo el cuerpo.

   Para demostrar su eficacia contra los síntomas de la fibromialgia, un total de 33 voluntarios recibieron durante tres meses lecciones de Tai Chi, con dos sesiones semanales de una hora. Además, se les animó a practicar al menos 20 minutos al día estas técnicas.

   Otro grupo de voluntarios recibió clases de estiramiento, similares a los que cualquier individuo puede realizar al despertarse por las mañanas.

   Para calibrar la efectividad de ambos tratamientos, el equipo dirigido por Chenchen Wang, de la Universidad Tufts, uso varias herramientas de evaluación, entre ellas una que medía los síntomas de la fibromialgia en una escala de 100 niveles. 

   Las personas que practicaron Tai Chi vieron mejorar sus puntuaciones en una media de 28 puntos, en comparación con los nueve puntos de mejora que, de media, consiguieron los participantes del grupo que realizó estiramiento.

   Las mejoras continuaron durante los tres meses que recibieron las lecciones de Tai Chi, según Wang, quien asegura que estos pacientes "cambiaban de una semana a otra". "El dolor y la depresión se reducían, y muchos de estos voluntarios estaban deprimidos", asevera. 

   Aunque los autores dicen que este estudio debe repetirse un grupo mayor de participantes para ver si, por ejemplo, el entusiasmo del profesor juega un papel en la mejoría o compararlo con otros ejercicios, como el yoga.

   La fibromialgia afecta a 200 millones de personas en todo el mundo, es una enfermedad difícil de diagnosticar y también de tratar, ya que no existen directrices claras sobre cómo enfrentar los síntomas, entre los que se incluye dolor, fatiga, rigidez y dificultades para conciliar el sueño.


Fuente: Europapress

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