EL DERECHO A ABANDONAR LAS METAS, LOS PRÓSITOS.

 

Nos pasamos la vida poniéndonos metas de todo tipo a las que nunca logramos llegar. Nos proponemos cosas que sabemos de antemano no vamos a realizar.

Sonreímos con cierta malicia cuando vemos como los propósitos que se habían hecho familiares y amigos han quedado "en agua de borrajas", y ante nosotros mismos disimulamos no reconociendo que hemos carecido de la voluntad o el sacrificio necesario para llegar a las metas propuestas.

Lejos de afearle a nadie que no logré su cometido, o de ridiculizarlo porque su intención se haya debilitado o perdido por el camino, quiero reivindicar el derecho a poder abandonar las metas cuando nos apetezca.

Lo importante no es lo que se logra sino el camino que se recorre, lo que se vive y se experimenta, lo que se conoce y se disfruta. Lo maravilloso es todo el conocimiento que la vida nos presenta a cada instante, a cada paso que damos. Poco importan ya las metas, los logros, el llegar o quedarse en el camino, lo que importa es enriquecerse interiormente, crecer y sentirse vivo y compartirlo con quienes quieran aceptarlo.

Esto queda magistralmente expresado en este hermoso poema del poeta griego Konstandinos Kavafis:

ITACA

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al colérico posidón,
no hallarás tales seres en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Posidón encontrarás,
si no lo llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.

Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.

Detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
nacar y coral, ámbar y ébano
perfumes deliciosos y diversos,
invierte cuanto puedas en perfumes voluptuosos y delicados. 

Visita muchas ciudades egipcias
y con avidez aprende de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu pensamiento.
Tu llegada allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y, a tú vejez, arribes a la isla,
enriquecido con cuanto hayas ganado en el camino
sin esperar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

 

 Fuente: Cruza la Puerta

No hay comentarios:

Publicar un comentario