Sólo Uno

Era una mañana de principios de verano. 

Una neblina plateada resplandecía y temblaba entre los tilos. 

El aire estaba repleto de su fragancia. 

La temperatura era como una caricia. 

Recuerdo -no necesito recordar- que me subí a un árbol, me quedé perplejo y me sentí de repente inmerso en ELLO. 

No lo llamé así. Las palabras eran innecesarias. 

Ello y Yo eramos sólo uno.

Bernard Berenson.



Publicado en el Blog:   http://no-dualidad-francisco.blogspot.com

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