EL SILENCIO Y LA QUIETUD SON LOS REQUISITOS DE LA SABIDURÍA


El silencio es el recogimiento del Ser en el retorno a su verdad.
(Heidegger)

El silencio es el sueño que nutre la sabiduría.
(Francis Bacon)


La mente recubre la realidad sin darse cuenta. Para conocer la naturaleza de la mente necesitas inteligencia, la capacidad de observar a la mente en silencio con conciencia desapegada.
(Nisargadatta Maharaja)

Sé tan silencioso como un pez y sumérgete en el océano de la dicha.
(Rumi)

Permanezcamos en silencio para que así podamos escuchar el murmullo de los dioses.
(Emerson)

El que habla no sabe; el que sabe no habla.
(Lao-Tse)

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El silencio en el zen

No hay duda de que la tradición del budismo zen tiene una de las relaciones más ricas e íntimas con el silencio. De hecho, el silencio es su fundación a la vez que su último florecimiento: el principio y el final se encuentran en el silencio de la transmisión del Buda y en el silencio de la realización del contemplativo, que reconoce, al practicar zazen, que siempre ha sido Buda (se dice en el zen que el silencio que se bebe cuando uno medita, incluso en la mente de un principiante, es ya Buda).

En uno de los textos clásicos del zen, Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz), el maestro Keizan narra:

Ante una asamblea de 80 mil monjes en el monte Grdhrakuta [monte Buitre], el Buda sostuvo una flor en su mano y guiñó el ojo. Nadie en la asamblea entendió lo que estaba haciendo, y permanecieron en silencio. Mahakashyapa sonrió... El Buda sostuvo una flor y mostró que no estaba cambiando. Mahakashyapa sonrió para mostrar que era eterna. De esta forma Shakyamuni y Mahakashyapa se conocieron y sus pulsos se entremezclaron. El entendimiento perfecto y puro no involucra la mente que discrimina, así Mahakashyapa se sentó en meditación y cortó la raíz del pensamiento. 

Esta historia narra el origen del zen, una transmisión de la luz de la sabiduría budista que ocurre en silencio, y continúa 2.500 años después, en un linaje ininterrumpido de maestros y discípulos que fundamentalmente se dedican a cultivar el silencio. 

El silencio es el secreto que, al entenderse, germina como la flor de la iluminación, pero aquello mismo que se entiende no es más que silencio.
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